El pleno del Parlamento Europeo ha aprobado por una abrumadora mayoría los paquetes legislativos pendientes para completar la unión bancaria de la eurozona, que reforzará la supervisión de las entidades financieras y evitará que los futuros saneamientos de los bancos en crisis tengan que ser costeados como hasta ahora por los ciudadanos. Las complejas negociaciones entre los estados y las exigencias de Alemania para alcanzar un crompromiso retrasaron el voto final hasta este último pleno de la Eurocámara antes de las elecciones del 25 de mayo.

Las normativas aprobadas son el mecanismo único de resolución de crisis bancarias, con su fondo anexo de 55.000 millones que financiará el sector, la directiva sobre rescate y saneamiento de bancos y la directiva que garantiza la protección para todos los depósitos bancarios hasta 100.000 euros en caso de la quiebra de una entidad en toda la Unión Europea (UE).

Este paquete legislativo complementa la supervisión bancaria única de la eurozona a través del Banco Central Europeo (BCE), que entrará en funcionamiento a partir de noviembre y que ya estaba aprobada. En el futuro, cuando se produzca una crisis bancaria deberán ser los accionistas e inversores quienes tengan que asumir los sacrificios del saneamiento de la entidad. La ayudas públicas para reflotar un banco solo estarán autorizadas después de que los accionistas, titulares de participaciones preferentes, deuda subordinada y bonos hayan absorbido como mínimo pérdidas equivalentes al 8% de los activos de la entidad.

Durante la crisis financiera iniciada en el 2008, los gobiernos europeos han aportado cerca de 600.000 millones de fondos públicos para sanear las entidades, según los cálculos de la Eurocámara, lo que ha disparado los déficits públicos y el endeudamiento de los estados y ha provocado los duros programas de recortes y ajustes presupuestarios adoptados en los últimos años y que han perjudicado a las personas con menos ingresos.