La banca española tendrá que disponer de suficiente capital para poder resistir una hipotética nueva recesión económica y un posible choque financiero múltiple con depreciación de su cartera de deuda pública, desplome de las bolsas, restricciones en el acceso a la liquidez y caída adicional del precio de la vivienda y de su cartera de créditos. Éstas serán las exigencias del escenario macroeconómico diseñado por la Autoridad Bancaria Europea (EBA, en inglés) para las pruebas de resistencia a las que someterá a la banca en los próximos meses, antes de que el Banco Central Europeo (BCE) asuma en noviembre la supervisión bancaria de la eurozona.

Las pruebas de resistencia se aplicarán a los 124 principales bancos de la Unión Europea (UE) e incluirán a l6 entidades españoles (todos los grandes bancos y a los que han requerido ayuda pública para sanearse). Estas serán las pruebas de resistencia más duras y exigentes planteadas hasta ahora por la EBA y tienen como objetivo restablecer la confianza en la solidez de la banca europea, cuya imagen aún está empañada por las secuelas de la crisis financiera, del impacto de la reciente segunda recesión consecutiva y de la baja credibilidad de las anteriores pruebas de resistencia. Sus resultados se conocerán en octubre.

DOS ESCENARIOS ECONÓMICOS Las pruebas de resistencia se aplicarán a dos escenarios económicos distintos: el normal basado en las últimas previsiones de la Comisión Europea para el 2014-2016 y uno adverso con una recesión significativa y un choque financiero múltiple adaptado a las circunstancias concretas de cada país. La EBA exigirá a las entidades que incluso en las condiciones económicas más adversas dispongan de un capital mínimo del 5,5% después de realizar las provisiones necesarias y de absorber las posibles pérdidas.

El capital mínimo exigido a cada entidad en el escenario económico normal previsto será del 8%. El Banco de España reconoció que el escenario adverso es "de una severidad muy elevada", en especial tras los ajustes que lleva acumulados la economía española, por lo que sería equívoco considerar que se es menos exigente que en la media de la UE. El escenario dibuja una catástrofe, dentro de una "tormenta perfecta" de crisis internacional, de mercados e interna, al que se asigna "una probabilidad inferior al 1%". Con todo, el Banco de España estima que esa severidad se compensa con la "flexibilidad" otorgada a las entidades para cubrir sus necesidades de capital. Asimismo, no se atrevió a pronosticar el resultado que obtendrán las entidades españolas, aunque subrayó que tras la recapitalización de los últimos meses tienen "un mejor punto de partida".

PLAZOS PARA RECAPITALIZARSE El BCE anunció que los bancos que durante las pruebas no alcancen el capital mínimo en el escenario normal tendrán seis meses de plazo para cubrir ese déficit. El plazo será de nueve meses en el escenario más adverso. En el caso de España, el escenario adverso de las pruebas de resistencia implica una caída acumulada del producto interior bruto (PIB) del 1,3% entre 2014 y 2015 y un mínimo crecimiento del 0,1% en el 2016. La tasa de desempleo subiría hasta el 27,1% en el 2016, mientras que la inflación sería del 0,3% en el 2014 al 0,8% en el 2016, lo que no permitiría aliviar la carga de la deuda privada y pública.

Los bancos españoles también deberían hacer frente a una nueva caída de los precios de la vivienda del 3,1% en el 2014 y del 5% anual en el 2015 y en el 2016, lo que dañaría su cartera crediticia y obligaría a incrementar sus provisiones. El escenario adverso incluye un desplome de las bolsas de alrededor del 24% anual en el periodo 2014-2016 y una pérdida de la confianza de los mercados financieros en la sostenibilidad de las finanzas públicas españolas por un parón en las reformas económicas.

Esto se traduciría en un encarecimiento del tipo de interés del bono español a 10 años hasta el 5,7% en el periodo 2014-2016, con un aumento de su coste de entre 1,9 y 1,4 puntos porcentuales respecto a las previsiones actuales y conllevaría una depreciación de la cartera de deuda en manos de los bancos.