Hundida en una crisis cuyas implicaciones se mantienen todavía inciertas, la banca italiana vuelve una y otra vez a la casilla de salida. El mayor banco del país, Unicredit, informó ayer de una ampliación de capital de 13.000 millones de euros que se llevará a cabo antes del próximo 30 de junio. ¿La razón? Sus ratios de capital al cierre del 2016 no cumplen con los requisitos fijados por el Banco Central Europeo (BCE), al verse afectado por una serie de circunstancias negativas. Los resultados del 2016 arrojan pérdidas de 11.800 millones de euros, según confirmó el propio banco.

La entidad se ve en la necesidad de aumentar su cobertura contra los préstamos morosos. Entre los deterioros registrados, se incluya «la devaluación de su participación en el Fondo Atlante», el banco malo creado el año pasado por el Gobierno italiano par absorber los créditos deteriorados del sistema financiero italiano. Para compensar esas pérdidas, se plantea una recapitalización, algo que implicará un esfuerzo económico extraordinario de 12.200 millones de euros.

La bolsa de Milán cerró ayer en números rojos, al perder un 2,95%, golpeada precisamente por la banca.