Las tecnologías digitales, el almacenamiento de datos o la computación en nube, la inteligencia artificial o el llamado internet de las cosas ofrecen un potencial económico enorme a la Unión Europea. Las estimaciones cifran en más de 106.000 millones de euros el valor para 2020 -de 60.000 millones en 2016- con un crecimiento anual adicional del PIB europeo de 8.000 millones. La Comisión Europea propone terminar con las restricciones y las barreras nacionales que obligan al almacenamiento o procesamiento de datos en los estados miembros para facilitar el despegue del sector. Aunque en determinados casos las restricciones pueden ser válidas, el análisis realizado por la Comisión Europea sugiere que «hay una tendencia a imponer requisitos injustificados».

Si el nuevo reglamento que aspira a garatinzar la libre circulación de datos no personales sale adelante, los gobiernos de la UE no podrán obligar a empresas y organizaciones a almacenar y procesar datos en sus respectivos territorios nacionales. Además, estarán obligados a notificar a la Comisión las restricciones. Una apuesta, argumenta Bruselas, que facilitará y abaratará los costes de las empresas que operan de forma transfronteriza porque podrán centralizar la gestión de los datos en un solo país.