Tras 17 años de actividad, Unipost bajará definitivamente la persiana a finales de mayo. El que fue el primer operador postal privado de España llegó a emplear en Aragón a cerca de 350 personas; ahora solo quedan ocho tras las cuatro fases del ERE que ha ejecutado la empresa. Este pequeño grupo de empleados (administrativos en su mayoría) se encargará de realizar las últimas gestiones para que el 31 de mayo la compañía cierre de forma definitva.

La crisis de la compañía, que en febrero entró en liquidación después de que los administradores concursales no recibieran ninguna oferta de compra, se llevará por delante unos 2.200 empleos en España (ahora solo quedan 92 trabajadores en todo el país ultimando el cierre).

El grueso de la plantilla de Unipost en la comunidad hasta enero se localizaba en Zaragoza, 34 en la provincia y 137 en la capital, donde tenía tres centros de trabajo: la planta logística de la Ciudad del Transporte y las oficinas de reparto de las calles Aznar Molina y Ciudadela. Esta última cerró en la anterior fase del ERE, en la otra solo queda un trabajador y en el almacén siete. Los centros de Huesca y Teruel también están cerrados.

Los empleados despedidos recibirán 20 días por año trabajado con un tope de doce mensualidades, si bien aún no se pueden tramitar las indemnizaciones al estar recurrido el expediente.

Los problemas financieros del grupo liderado en su día por Pau Raventós han provocado retrasos constantes en el pago de nóminas. De hecho, los empleados de Aragón aún no han cobrado la mitad del mes de abril. No hay que olvidar que la compañía llegó a acumular un pasivo de 47 millones de euros.

EN CORREOS NO DAN ABASTO

El cierre de Unipost ha elevado, aún más, la carga de trabajo de la plantilla de Correos en Aragón, que ha asumido buena parte de su actividad. El operador privado trabajaba entre otros para Endesa, Ibercaja o Caixabank. Ahora todas esas cartas las tienen que repartir los trabajadores de Correos, que llevan tiempo denunciando falta de efectivos.