La era de las cámaras ubicuas y las redes sociales hace imposible ya barrer bajo la alfombra las vejaciones de las aerolíneas a los viajeros. Y el último episodio grabado y viral ha colocado en el centro de una tormenta sin precedentes a United, la aerolínea estadounidense de uno de cuyos vuelos se expulsó el domingo, con violencia física y degradación, a un pasajero afectado por la legal pero odiosa maniobra de la sobreventa de billetes, el infame overbooking.

La aerolínea llegó a perder el martes en bolsa casi 1.000 millones de su valor (aunque luego se recuperó). Las llamadas de boicot se extienden por EEUU y por China (el pasajero afectado era asiático). El departamento de Transporte de EEUU ha abierto una investigación. Uno de los policías involucrados en el episodio está suspendido. Pero, sobre todo, crece la furia y la indignación con la compañía y con las justificaciones del incidente que ha hecho su consejero delegado, Oscar Muñoz, que paradójicamente fue premiado recientemente como «comunicador del año» pero se ve en el epicentro de un terremoto de relaciones públicas, el segundo tras el que provocó la negativa de dejar embarcar en otro de sus aviones a dos chicas que vestían leggings.

United ha explicado que necesitaba acomodar a cuatro de sus empleados en el vuelo 3411 para asegurar que esa tripulación podía operar al día siguiente desde Kentucky. Al estar el vuelo completo la companía ofreció una compensación económica de hasta 800 dólares para viajar en un vuelo posterior, pero nadie aceptó. Entonces la aerolínea seleccionó a cuatro que debían abandonar sus asientos, y tres lo hicieron pero el cuarto se negó.

Lo que pasó entonces a ese hombre, identificado como el doctor David Dao, ha sido visto por millones de personas. La tripulación avisó a la policía del aeropuerto. Entraron tres agentes y uno de ellos lo sacó a la fuerza, golpeando su cabeza contra el reposabrazos y dejándolo ensangrentado, y lo arrastraron por el suelo del pasillo hasta sacarlo de la aeronave.