La multinacional belga del sector químico-farmacéutico Solvay ha decidido cerrar sus oficinas centrales en Barcelona, Lisboa, París, Milán y parte de las de Bruselas, según denunció ayer el sindicato USO, que atribuye la medida a "la política de deslocalización" iniciada por el grupo empresarial.

El cierre de las oficinas barcelonesas afectará a una plantilla de 140 empleos directos. Un portavoz oficial de la compañía desmintió ayer que vaya a producirse el desmantelamiento anunciado y explicó que Solvay únicamente estudia el traslado de las dependencias de la ciudad condal a otro punto del área metropolitana aún por determinar. El mismo representante de la firma química dijo desconocer las decisiones del grupo para el conjunto de Europa.

Además de las instalaciones de Barcelona (y de un complejo industrial en Martorell), Solvay posee centros de trabajo en Aragón, Cantabria, Galicia, Castilla León y Andalucía, con una plantilla total de 2.000 empleados.

El primer síntoma de la retirada, siempre según el sindicato, fue el traslado del domicilio social de su división farmacéutica de Bruselas a Luxemburgo debido a "la diferencia de presión fiscal".

La firma pretende elevar su presencia en países de Asia, América y Europa del Este. El negocio de Solvay en Europa representa el 63% del total; en 2010, según USO, será el 50%.