Los teléfonos móviles se han convertido en el principal instrumento de captación de datos privados con valor comercial de los ciudadanos, según un estudio de la Universidad Carlos III de Madrid cuyas principales conclusiones fueron divulgadas ayer. El trabajo constató el espionaje masivo que sufren los usuarios a través de aplicaciones (apps) instaladas en miles de terminales de 214 marcas gracias a un «complejo sistema desarrolladores y acuerdos comerciales en el que las apps preinstaladas disponen de permisos privilegiados y sin posibilidad de que un usuario medio pueda desinstalarlas».

El estudio, que es uno de los más serios realizados hasta la fecha, identifica más de 1.200 compañías que hacen uso intensivo de esa información con un total de 11.000 librerías o conjunto de datos destinados en su mayoría a la publicidad y monitorización on line con fines comerciales sin que tengan conocimiento los usuarios.

Un análisis exhaustivo de esas apps reveló que una fracción importante de las mismas «presenta comportamientos potencialmente maliciosos o no deseados, como muestras de malware, troyanos genéricos o software preinstalado que facilitaría prácticas fraudulentas».

En relación con la información ofrecida al iniciar un nuevo terminal, se pone de manifiesto un «déficit de transparencia de las apps y del propio sistema operativo Android» al mostrar al usuario una «relación de permisos distinta de la real, limitando su capacidad de decisión para gestionar su información personal».

El trabajo, realizado por el Instituto IMDEA Networks y la Universidad Carlos III de Madrid, abarca más de 82.000 apps preinstaladas en más de 1.700 dispositivos Android fabricados por 214 marcas y tuvo entre sus objetivos identificar los agentes presentes en el software preinstalado en Android y que utilizan el acceso privilegiado a recursos del sistema para la obtención de datos personales de usuarios; revelar los acuerdos comerciales entre vendedores de dispositivos Android y terceros, incluyendo organizaciones especializadas en la monitorización y rastreo de usuarios y en proporcionar publicidad en internet; detectar y analizar vulnerabilidades y otras prácticas opacas y analizar la transparencia en la información proporcionada al usuario.

Del estudio se desprende que el modelo de permisos del sistema operativo Android y de sus apps permite que un gran número de actores puedan monitorizar y obtener información personal de los usuarios a nivel del sistema operativo. Además, el usuario final desconoce la presencia de estos actores en sus terminales Android y las implicaciones que dichas prácticas tienen sobre su privacidad y se establecen mecanismos para dificultar la eliminación de esos programas intrusivos si no se es un usuario experto.