El vicepresidente primero de Caixa Penedès, Albert Vancells, ha testificado este martes, en el juicio de la Audiencia Nacional contra cuatro exdirectivos por asignarse jubilaciones millonarias, que las cifras que fijaron para sus pensiones eran "inimaginables".

En la segunda jornada del juicio --el primero de la Audiencia contra directivos de cajas--, ha recordado que, hasta publicarse en la prensa estas pensiones, la confianza era "absoluta" en el exdirector general Ricard Pagès y en los exdirectivos Manuel Troyano Molina, Santiago José Abella Rodríguez y Juan Caellas Fernández. Además, ha precisado que el consejo de administración del que formaba parte tendría que haber sabido el volumen de las cantidades acordadas, cosa que no sucedió.

En la vista oral ha declarado además --como testigo por videoconferencia-- el presidente de honor de Caixa Penedès y que ocupó la presidencia 25 años, Josep Parera, que ha asegurado que Pagès tenía un "control absoluto" en la caja, mientras que Abella era "el cerebro técnico".

Parera --presidente de 1978 a 2003-- ha reconocido que firmó los contratos de alta dirección de los que disfrutaban Pagès y los otros tres acusados "fruto de la confianza que siempre había tenido en el equipo de dirección".

Según declararon el lunes los cuatro acusados, los contratos reflejaban las ventajosas condiciones que les permitieron suscribir las pólizas de seguros con que se garantizaron el cobro de elevadísimas pensiones desde los 60 años.

Sobre el proceso de externalización de estas pensiones llevado a cabo en el 2001 y que permitió a los acusados contratar las pólizas, Parera ha asegurado que "nunca" entendió cómo funcionaba, y cree recordar que se habló del uso de un fondo económico común que iba a emplearse para garantizar la jubilación de todos los trabajadores de la caja.

Respecto a las aportaciones anuales que la entidad abonaba para mantener las pólizas, ha precisado que probablemente firmó, en el marco de la comisión ejecutiva, la aprobación para que se pagaran, pero ha precisado que lo hizo sin tener conciencia real de ello.

"En la caja, la comisión ejecutiva se reúne casi cada semana, y se presentaban a la firma unas 200 o 250 escrituras en las que había que estampar firma. No teníamos el tiempo necesario para revisarlo todo", ha agregado.