La Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA) ha convocado concentraciones mañana, a las 11.00 horas, en Mercofraga y en La Almunia de Doña Godina para protestar contra el bloqueo ruso a la llegada de alimentos europeos y la tardanza de los gobiernos en tomar medidas. Su responsable de fruta dulce y productor, Vicente López, está indignado con la actuación de los políticos y reclama que se le reconozca al sector la importancia que tiene.

--En la última semana, desde que Rusia impuso el veto a la fruta de la Unión Europea, ha estado enfadado, triste, intranquilo... ¿Cómo se siente después de diez días tan duros?

--Muy decepcionado, sobre todo tras la reunión del jueves. No es que tuviera muchas esperanzas en que se arreglara, porque era un encuentro de subsecretarios técnicos que no tienen ningún poder de decisión. Es lamentable que hayan dejado todo igual y que hayan aplazado la reunión importante hasta el 5 de septiembre, porque entonces ya nos dará lo mismo y habremos tenido que tirar la fruta. El margen de maniobra son diez días; después, o la vendes o la tiras. Es de risa porque estamos hablando de productos perecederos. La política agraria es la única política común y bien articulada que tenemos en Europa con herramientas para este tipo de problemas, pero los mismos que las han escrito no toman ninguna decisión.

--Usted es fruticultor de toda la vida. ¿Cómo le ha afectado el boicot?

--Desde el 2004 tengo una sociedad, con mi hermano y otro amigo, que gestiona y comercializa unas 140 hectareas de frutales: manzana, pera, melocotón, nectarina, paraguayo y cereza. El 25% o el 30% de nuestra fruta la mandábamos a Rusia, pero el problema es el efecto dominó de la que finalmente no va a ir allí y se va a tener que recolocar en Europa, con una bajada de precios importante. Nosotros habíamos mandado tres camiones de melocotón, paraguayo y nectarina diez días antes del veto y la fruta llegó bien, pero el problema ahora es cobrarla. Están aprovechando el bloqueo para demorar pagos o no pagar, aunque quiero pensar que no va a ser así. Hacemos el negocio de dos maneras: una parte a través de un intermediario de Valencia, y otra directamente con un importador ruso. La segunda me preocupa más porque la factura no es en España...

--¿Suele tener problemas para cobrar?

--Depende de la oferta y la demanda. Este año era malo en consumo y había que sacar la fruta. Otras veces, si el mercado de destino tiene mucha necesidad de producto, pagan por adelantado. Con el importador ruso llevo cinco años trabajando y nunca he tenido problemas.

--Algunos productores se están planteando dejar la fruta en el árbol.

--No es mi caso, porque tenemos instalaciones para poder guardarla en atmósfera controlada seis o siete meses sin problemas. Pero no soy el ejemplo de muchos pequeños agricultores. Es lamentable que estemos pensando en que haya un pedrisco para poder cobrar el seguro o en no recogerla porque no podemos afrontar el gasto. Esto es consecuencia del problema puntual que hay ahora, pero viene de lejos porque hemos sido maltratados por la administración española. La fruta nunca ha estado incluida en la PAC ni ha recibido ayudas. Para bien o para mal, es un sector de grandes profesionales muy competitivos, pero algo así nunca te lo esperas y no es fácil de digerir. Exporta muchísimo, tiene una incidencia importante en la balanza comercial y es un gran generador de empleo. En Aragón crea 15.000 puestos directos y un volumen de negocio de 350 millones de euros. La nieve, por ejemplo, tuvo 5.000 empleos el año pasado y generó 120 millones de euros, pero recibe 500 veces más de la administración.

--No confía en los políticos.

--No, porque nos han dejado en la estacada. Los agricultores y los ganaderos nos dedicamos a dar de comer a la gente y pensamos en producir, no en ayudas ni en subvenciones. Lo que queremos son unos precios justos y que las políticas agrarias articulen este tipo de situaciones, sobre todo cuando la causa es externa al sector. Duele que haya herramientas y se nieguen a aplicarlas.

--Si le pidieran asesoramiento, ¿qué propondría como medidas?

--En la última reforma de la OCM (organización común de mercado) de frutas y hortalizas perdimos la oportunidad de crear un mecanismo para crisis graves del sector. Tuvimos la prueba con el E.coli pero la Unión Europea no hizo caso a la propuesta y los mecanismos de retirada no sirven para nada. Hay 425 millones anuales para este tipo de catastrofes y no quieren utilizarlos. También se debería aplicar el principio de preferencia comunitaria. La UE está perdiendo su sentido: se creó para protegernos de lo que venía de fuera pero se está utilizando para todo lo contrario. Se emplea la agricultura como un cheque al portador para vender otras cosas. Y lo más preocupante es que lo hemos dejado en manos de países terceros, como Estados Unidos, que es el más culpable y el menos perjudicado.

--¿Cómo le sienta que le digan que esta crisis puede ser una oportunidad y un aliciente para buscar nuevos mercados?

--Eso se lo tienen que decir a otros sectores, porque nosotros llevamos mucho tiempo buscándonos la vida. Las administraciones deben apoyar en los malos momentos.

--Algunos rusos que viven en España aseguran que sus compatriotas prefueren pasar hambre que llevarle la contraria a Putin.

--Es triste que ni la UE se subleve contra este tipo de decisiones. Nuestros mejores aliados son los mismos ciudadanos rusos. A mí me han mandado fotos de supermercados desabastecidos en San Petersburgo. Al final lo paga el más débil, la población rusa, que va a notar un incremento de precios.

--Algunas organizaciones agrarias, como UAGA, van a emprender movilizaciones...

--Tenemos que sacar la rabia que llevamos dentro y decir lo que pensamos. Hay mucha gente indignada y asustada.

--¿Esta crisis es peor que la que causó el E.coli en la primavera del 2011?

--Desde luego. Entonces la psicosis duró un mes, pero esto... Vamos a esperar que haya cordura por todas las partes, aunque no tiene pinta de que el veto se solucione antes del año.