Salvo Miguel Arias Cañete, que esta mañana ha considerado que los electores han dado un "serio aviso" al PP, el resto de dirigentes conservadores se han dedicado a poner el acento en el triunfo de los populares en un contexto "muy difícil", sin dejar espacio a la autocrítica.

Sin embargo, los barones conservadores, que en algunos casos ven peligrar su reelección en las elecciones autonónicas, dado que la suma de fuerzas del PSOE con formaciones minoritarias puede arrebatarles el poder, creen que su partido debería no sólo dedicarse a vanagloriarse por la pírrica victoria (16 escaños frente a los 14 del PSOE) sino a "reflexionar" en torno a los resultados y el mensaje lanzado por los ciudadanos.

A las puertas del comité ejecutivo en el que Mariano Rajoy y la cúpula del PP harán balance de los resultados, uno tras otros han ido apostando por analizar los datos con sentido crítico.

La presidenta de Madrid, Esperanza Aguirre, por ejemplo, ha solicitado que su partido haga "una reflexión profunda" y acerce más las políticas y los partidos a los ciudadanos, al tiempo que ha mostrado su preocupación por el declive del bipartidimo y por el auge de partidos anticonstitucionalistas (con idearios republicanos) y separatistas.

Alberto Fabra, presidente de la Generalitat Valenciana, comunidad, junto con Madrid, donde los populares han perdido más votos, ha considerado que "los esfuerzos que se han solicitado a los españoles todavía no han dado frutos suficientes", al tiempo que también ha apostado por hacer un "ejercicio de reflexión".

Mientras que el riojano Pedro Sanz ha considerado que el PP debería hacer "autocrítica". "Si haces daño a la gente, es normal que proteste", ha concluido.

Ahora falta por ver si Mariano Rajoy les hace caso o prefiere poner el foco en los datos positivos, sin entrar en el análisis en torno a por qué el PP ha perdido 2,7 millones de votos respecto al 2009.