Una generación entera de ciudadanos recuerda la imagen. Un hombre desorientado, de torpes movimientos, larga barba desaliñada y mirada perdida veía la luz tras 532 días de terror. Acababan de liberar al protagonista del secuestro terrorista más largo de la historia de España. Una tortura de más de año y medio en un zulo de apenas tres metros de largo que habría acabado trágicamente solo dos días después de que 60 miembros de la Guardia Civil lograran dar con él en el agujero de una nave perdida y mohosa por los efectos del cauce del Deva, en un polígono industrial de Mondragón. Era el 1 de julio de 1997

Ayer, casi 17 años después, ese hombre se reencontró con el número dos de aquel operativo, instantes previos al mitin de Vox, partido que Ortega preside y que ayer hizo su acto central en Zaragoza en un céntrico hotel abarrotado. Nunca más se habían vuelto a ver desde que lo sacaron a duras penas por un estrecho agujero que se abría tras un complejo mecanismo hidráulico. Es el entonces comandante Gutiérrez, zaragozano como el número uno de aquella operación, el coronel Laguna. EL PERIÓDICO consiguió juntar a los protagonistas de esta trágica historia con final feliz. Rehén y liberador, 17 años después de que se fundieran en un abrazo, de madrugada y bajo la luz de las linternas de los agentes.

"Apenas me acuerdo de las caras. Solo recuerdo que cuando vi aquellas linternas que me apuntaban me volví a meter en el agujero", dice Ortega Lara a Gutiérrez, muy ilusionado por volver a estrechar la mano de aquel hombre al que hace casi dos décadas le cambió la vida. "Solo recuerdo --prosigue el exfuncionario de prisiones-- que un señor me llevó en coche al hospital y me dijo si quería que entrara conmigo a la consulta del médico". "¡Ese fui yo!", exclama contento Gutiérrez. "Te veo estupendo, has perdido peso desde la última vez que te vi en la tele. Y no te digo nada si lo comparamos a la primera vez que te vi, con esas barbas tan largas", bromea este miembro de la Benemérita. Las emociones se agolpan y el liberado recuerda que en un mitin en Murcia se acercó el cabo que abrió la compuerta hidráulica. "Se salió del cuerpo. Hoy trabaja en un centro comercial", dice Ortega.

Poco después comieron las familias en el cuartel de Intxaurrondo. La esposa de Gutiérrez también ha querido saludar a aquel hombre que durante tantos días tuvo en vilo a España. No es la única. Una señora de mediana edad también se acerca a Ortega. "Usted no me conoce. Soy la hermana del coronel Laguna, responsable del operativo que le liberó. Me alegro de verle tan feliz".