El exministro y candidato número uno del PP español en las próximas elecciones europeas, Miguel Arias Cañete, andaba necesitado de cariño después de llevar varios días vapuleado públicamente tras sus declaraciones en la televisión que le colgaron el cartel de «machista». Su visita a Aragón coincidía ayer con una necesidad imperiosa de remontar y la presidenta Luisa Fernanda Rudi tenía el difícil papel de encabezar, como peso pesado en el partido y como mujer, esa reparación del daño causado. Y así se le brindó la acogida, calurosa, numerosa sin ser multitudinaria ±como ya ocurrió con Mariano Rajoy±, y sobre todo reparadora. Así que esta vez eran los conservadores los que debían arropar al líder «frente a los insultos » del PSOE. Y la única salida era exhibir «hechos» propios y deshechos ajenos, del pasado, para ganar en la comparación.

En definitiva, se trataba de que Cañete culpara al PSOE de mentir por mostrar una «España negra», de insultar porque carece de argumentos y de tener un pasado, no tan lejano, negativo para el país y para Aragón. Y vender un proyecto del PP que aspira a devolver el «milagro español», o a convertirlo en «la Alemania del sur». Y eso solo lo podía conseguir recordando que Europa se encuentra en un momento decisivo, «crucial» para la toma de decisiones que afectan a todos los que la habitan y que «no podemos trasladar un modelo fracasado » como el que dejaron los socialistas y heredó el PP, y que «ahora quieren exportar».

MUJER Y ESPAÑOLA / Así se resume la hoja de ruta exhibida por la mañana en Zaragoza, ante 400 personas en el hotel Reina Petronila, y en la comida en Calatayud, ante más de 1.200 comensales. Rellenar huecos en uno y otro bando era sencillo. El resto, corría por cuenta de los pesos pesados del PP aragonés, de la presencia de todos sus primeros espadas y de la propia Rudi. Sobre todo de ella, que podía eludir el órdago lanzado a las damas del partido sobre el supuesto machismo de Cañete pero lo zanjó diciendo sentir «pena» por Valenciano y sentenció diciendo: «Soy mujer, española y no necesito que me defienda la señora Valenciano. Mis derechos están sobradamente defendidos por el proyecto del Partido Popular».

Así que el exministro de Agricultura tiró, en Zaragoza y Calatayud, de la licitación de Biscarrués y Almudévar ±«las únicas obras licitadas han sido para Aragón», remarcó±, de su apuesta por devolver a la Travesía Central por el Pirineo (TCP) al listado de ejes prioritarios de la red europea de transportes, de los 47.000 millones de euros logrados por Rajoy para los agricultores «en una sola noche» ±de los que 450 van a Aragón± y, en definitiva, de recuperar la confianza perdida en Europa porque con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero «no nos respetaban».

Sacó pecho, echando flores a la presidenta Rudi «porque lo ha peleado», de un plan hidrológico para el Ebro, «que no es el más fácil de regular» dijo, pero que «garantiza los 6.500 hectómetros cúbicos» de la reserva hidráulica para Aragón que marca su Estatuto. Y cargando de paso contra Cataluña por ser la única de las nueve autonomías que se ha opuesto y contra el PSOE por no haber hecho nada y no haber respetado el plazo dado por Europa de tenerlo resuelto antes del 31 de diciembre del 2009. Ni en el Ebro ni en ninguno de los 25 grandes ríos y cuencas que planificar. Pero eludió de nuevo el tema del trasvase, al igual que la reapertura del Canfranc, que no entró en su discurso.

CARTEL EN LA SEDE / Pero Cañete y Rudi encabezaron en Aragón la línea marcada por el PP a nivel nacional: la de la defender contraatacando. Igual que hizo Rajoy en Cuenca, resaltaron la idea de que «el PP ha rescatado a España para que no la rescataran otros». Volvía a la palestra la famosa prima de riesgo, la «mentira » de decir que la crisis «era un resfriado cuando era un cáncer ». «Vamos a colgar un cartel en la sede que diga se reconstruyen países, autonomías y ayuntamientos ». Recuperaron la herencia socialista con la que «iban a saltar por los aires los servicios públicos », la «verdadera amenaza» del Estado del bienestar.

Frente a eso, el PP era, según Cañete, el de la recuperación, el que se marca como «línea roja» no tocar las pensiones, el que prepara «una reforma tributaria que bajará los impuestos», o el que hace una reforma educativa «para ser más competitivos».

Pero Rudi no fue la única que contraatacó. El presidente provincial del PP, Luis María Beamonte, también lo hizo lanzando avisando de que «nosotros también podemos hablar del marido de quien fue candidata socialista y sus amigos, de Belloch y sus cuentas, o de las declaraciones juradas que hizo alguno. Que sepan que también podemos hablar de esas cosas», advirtió. Dijo más que la candidata aragonesa Verónica Lope, que en Calatayud, ni habló.