El PSOE organizó ayer un acto de campaña en el que, al hilo de la proyección del último capítulo de Juego de Tronos, se presentó una píldora del programa socialista relacionado con la juventud. Un acto en el que Javier Lambán se destapó como un gran fan de la serie. Aunque a diferencia de en esta trama, advirtió, «los socialistas no quieren el poder por el poder».

A partir de aquí, advertencia, hay spoilers del último capítulo emitido.

La primera conclusión fue de la candidata a alcaldesa de Zaragoza Pilar Alegría, quien admitió que no es seguidora de la serie. Pero tras ver la batalla de Invernalia, consideró que «aquí, como en la vida, los problemas los solucionan las mujeres», desde el fuego de Melissandre hasta la intervención de Arya Stark, de la que se declaró fan en solo un capítulo.

Algo más le costó a Lambán, que presumió de haber visto cada uno dos veces. «Tardé en empezar a verla porque le gustaba a Pablo Iglesias», explicó, entre risas del público. «Pero luego he tenido domingos de 12 capítulos», afirmó. Y en ellos su favorita también ha acabado siendo Arya Stark, su candidata para sentarse en el trono de hierro.

«No es solo por feminismo, es que Jon Nieve no se lo merece. Es una especie de Jesús, traicionado y resucitado, y las figuras resucitadas no merecen ganar», comentó Lambán con los jóvenes. Habría que ser retorcido para buscar algún paralelismo con líderes políticos defenestrados y vueltos a encumbrar, y no lo seremos.

Lambán comparó la estocada mortal de Arya al Rey de la Noche, que acaba con todo el ejército de caminantes blancos, con cuando Frodo tira el anillo al Monte del Destino en El Señor de los Anillos. Y ahondó en las analogías históricas reales ya conocidas (La Guerra de las Rosas inglesas, por ejemplo), pero afirmó que, con todo, «estos, al lado de Alfonso I y Sancho Ramírez, no tienen nada que hacer».

El presidente subrayó que el Rey de la Noche quiere matar a Bran Stark porque tiene en la cabeza toda la Historia; y esta, aunque «a diferencia de mis colegas de CHA, no creo que dé ningún derecho, sí nos define», apuntó el presidente.

Lambán no se atrevió a establecer analogías con la política aragonesa ni con los socialistas. Sobre todo porque el ideario de la Revolución Francesa del que beben es muy posterior a la ambientación medieval.

Sí recordó que, «cuando los siete reinos estaban unidos, todo era armonía» («no digo que solo haya un partido, pero sí uno fuerte», aclaró). Y también tomó prestada la idea de un militante. Tras la batalla de Invernalia, el 28-A, queda la última guerra del 26-M. Habrá que ver quién es su Cersei y qué dragones quedan.