Los cuatro meses de gobierno de derecha y ultraderecha no han tenido continuidad en Andalucía en las generales, y el PSOE se ha impuesto con un 34,2% de los votos y 24 escaños. Pese a los mensajes de «estabilidad» y «cambio real» de la última semana, los andaluces han dado la espalda a la fórmula PP-Cs y las salidas de tono de Vox, que condiciona su apoyo a los presupuestos a la supresión de las ayudas contra la violencia de género. La sorpresa, no obstante, viene de la formación naranja, que ha dado el sorpasso a los populares y se erige en segunda fuerza, aunque empatadas a 11 escaños.

La participación del 73,29% ha superado a anteriores citas: siete puntos más que en el 2016 y 15 más que en las autonómicas de diciembre, confirmando que en diciembre hubo hartazgo y desmovilización del votante de izquierdas.

De hecho, los socialistas han recuperado los 400.000 votos que perdió en los comicios e diciembre. La campaña de la expresidenta Susana Díaz, que se ha prodigado con Pedro Sánchez, ha permitido doblar en votos al Partido Popular: 1.519.790 apoyos frente a 760.428.

DEBACLE POPULAR

Los populares, que se impusieron por la mínima en el 2016 con 23 escaños frente a los 20 del PSOE y una diferencia de 2,3 puntos, se han convertido así en la tercera fuerza (17,15% de los votos) y han perdido 12 diputados y 672.554 votos. Un resultado muy alejado del techo histórico del 2011, cuando Mariano Rajoy y Javier Arenas lograron 33 escaños, ocho más que el PSOE.

El escenario ahora es distinto por la irrupción de nuevas formaciones, pero tampoco nunca se había contado con el viento a favor de la Junta de Andalucía. De nada ha servido, y el PP de Juan Manuel Moreno ha bajado hasta datos que no se veían desde el año 1989, justo tras la refundación del PP.

En el lado opuesto destaca Ciudadanos, que ha pasado de 7 a 11 escaños (17,7% de los votos) y ha logrado 784.827 apoyos, 200.000 más que en el 2016. Los naranjas parecen no sufrir castigo por aliarse primero con el PSOE y después formar gobierno con el Partido Popular. Pero por donde más se desangran los populares es por su derecha.

El partido ultra Vox ha irrumpido con 6 escaños (13,36%) por todas las provincias salvo Jaén y Huelva, y 584.000 votos más que los pírricos 8.000 apoyos de hace cuatro años.

Por su parte, Unidas Podemos continúa su descenso y pasa de 11 a 9 escaños (14,27%). Con la líder regional de baja maternal, renunciaron a hacer campaña y descargaron todo el peso en Izquierda Unida y Alberto Garzón. Recuperan levemente el apoyo respecto a las autonómicas, pero se dejan 180.000 votos.