Cuando hay una incoherencia entre lo que se dice y cómo se dice, quien escucha le dará más importancia al lenguaje no verbal (93%) que al verbal (7%). Es una regla de la comunicación que estableció el psicólogo alemán Albert Mehrabian, y que pone en palabras algo tan cotidiano como quien dice que está bien mientras su gesto es triste o lastimero. Es la importancia del lenguaje no verbal, que estuvo tanto o más presente que las consignas, los argumentarios o las propuestas en el debate electoral de TVE. Encuesta: Quién ha ganado el primer debate?

La sonrisa continua de Pablo Casado, la mano en el bolsillo de Pablo Iglesias, la mirada a cámara de Pedro Sánchez o los puños apretados de Albert Rivera. Los candidatos a presidir el próximo gobierno no solo comunicaron con su discurso, aunque los expertos consultados por EL PERIÓDICO coinciden en que, en líneas generales, el de anoche fue un debate de perfil bajo y frío en cuanto a emociones. Con una excepción: el líder de Ciudadanos, que cargó la contienda de réplicas, ataques directos, papeles en el atril "le puso salsa al debate", como señala el experto en comunicación no verbal José Luis Martín Ovejero. Javier Torregosa, también experto en comunicación no verbal científica, destaca que la estructura más "controlada" del debate dejó poco margen a la espontaneidad de los candidatos, pero insiste también en que Rivera fue el "más enérgico". Más allá del contenido, "ha cautivado más", señala, porque su progresión desde los debates de las pasadas elecciones en los que "se daba constantes tironcitos en la ropa" ha sido "espectacular".

"Rivera lideró el impacto comunicativo", coincide Alicia Martos, experta en Comportamiento no verbal y Detección de la mentira. Excepto en su minuto final, que no fue "nada espontáneo y demasiado teatralizado", a juicio de la experta. Es al hablar de Cataluña cuando los gestos del líder de Ciudadanos reflejan un mayor impacto emocional, con los puños cerrados y dirigiéndose a todos sus adversarios buscando el cuerpo a cuerpo.

Sánchez, a empatar a cero

El principal contraste con Rivera lo encuentran los expertos en Pedro Sánchez. El líder del PSOE estuvo "solemne, sin riesgos", jugó al empate a cero. "Todos los políticos interpretan un papel la mayor parte del tiempo, pero él lo hace un poquito más que el resto", destaca Torregosa. Solo algunos momentos muy puntuales del debate lo sacaron de su papel presidencial y dejaron ver alguna emoción tras su pose. Martos identifica una mirada a Rivera, cuando le habló de indultos, que reflejaba "un desprecio casi a nivel personal". También Martín Ovejero destaca el momento en que Casado le habló sobre el "no es no" de las mujeres y Sánchez se giró hacia él con un ataque directo, también corporal, que dejó al del PP "sin respuesta".

"Lo importante es el cambio. Todos tenemos una línea base de comportamiento y esa es la que esperamos ver en los candidatos para que resulten creíbles", señala Martos. Por ello Iglesias estuvo "desconcertante". "Su marca personal, su ceño fruncido, intensidad y vehemencia, su mensaje que calaba a nivel emocional, no estuvieron presentes. Su actitud era derrotista y pasota", indica la experta, que recuerda que mantuvo la mano izquierda en el bolsillo. Ese pequeño gesto contiene mucha información para los analistas de la comunicación no verbal. Torregosa destaca que lo usamos "cuando algo nos da vergüenza, o queremos ocultarnos". Iglesias se mostró "demasiado tranquilo, parecía cansado". Adoptó una "figura de autoridad que no es la suya", dice, "ese papel de conciliador no es al que nos tiene acostumbrados y al final el efecto al verlo es preguntarse por qué está comedido". "Las manos ayudan a convencer e Iglesias rompió su patrón de comportamiento sujetando un bolígrafo o metiéndolas en los bolsillos. Fue un error", coincide Martín Ovejero.

Intentar influir demasiado en la comunicación no verbal puede matar a un candidato, porque el receptor puede recibir una actitud impostada y que el efecto sea el contrario, como señala Martín Ovejero. En el caso de Pablo Casado, el experto señala que "defraudó las altas expectativas con un perfil demasiado bajo". "Movió sus manos con coherencia, con gestos ilustradores y comunicando con todo su cuerpo, pero sus miradas a cámara siempre se dirigían por encima de la propia cámara, y esto es imperdonable", destaca.

"Solvente pero artificial"

Ese papel más comedido y tan poco habitual en Casado, que no quiso entrar en el cuerpo a cuerpo en el que sí disfrutó Rivera, lo califica Martos como "solvente pero artificial". "Se situó en la forma tradicional de comunicar del PP, menos agresiva", apunta. "El 90% de sus apariciones a cámara fueron sonriendo, y eso no era coherente". "Estuvo demasiado moderado en su comunicación no verbal", destaca Torregosa, y fue cambiando esa sonrisa "de sabiondo" que lo caracteriza conforme se apoderaban de él los nervios por toques constantes del dedo anular derecho con la mano izquierda, buscando un anclaje".

Esta noche los cuatro candidatos tendrán su segundo asalto, una nueva oportunidad para tratar de atraer a votantes de otros partidos y a indecisos con sus programas, propuestas y consignas. Pero también con sus actitud corporal y sus gestos. Para los expertos, podemos esperar cambios en la actitud de alguno de los candidatos, especialmente en Iglesias y Casado, que deberán arriesgar para recuperar el protagonismo perdido.