Dice que trabaja más que un ministro. Y mucho más que el Rey. Lo cierto es que no para y su cabeza siempre está maquinando algo nuevo. Una idea, una propuesta, una frase ingeniosa, un discurso, un tuit, otro tuit y más tuits. Pablo Echenique, candidato de Unidas Podemos al Congreso por Zaragoza, no descansa. Da igual que hables con él sobre los Goya o sobre el último libro que se ha leído que acaba haciendo un speach político sobre la importancia que tiene invertir en cultura, mejorar la situación de los autónomos o acabar con la uberización. Es político 24 horas.

Pasar un día de campaña con Echenique es un tanto frustrante porque no para. Siempre está trabajando a pleno rendimiento, por lo que sacarle de esa vorágine es un tanto complicado. «Me encanta la campaña electoral porque es un momento en el que te reúnes con mucha gente y te dedicas a aprender para no equivocarte a la hora de hacer propuestas», explica entre una entrevista y otra en la sede de Podemos de Zaragoza.

Está convencido de que «el sistema está tan mal montado» que lo que pide el 99% de la población es compatible. «Suelen reclamar derechos, que nunca supone quitárselos a otros», comenta. Para Echenique, los partidos tradicionales, los que llama «casta», intentan confrontar a sectores cuando en realidad las «necesidades de unos y otros no siempre chocan». «Crean una división artificial en la sociedad para aprovecharse», matiza.

En carretera

Hay que tener en cuenta que, además de candidato por Zaragoza es el secretario de organización de Podemos a nivel nacional, por lo que tiene que compaginar su candidatura con esa función de liderazgo que comparte con Pablo Iglesias e Irene Montero. Así que tiene que mantenerse en el territorio aragonés sin dejar de lado ni un solo día la campaña nacional. Cosa complicada que le ha convertido en un usuario vip del AVE.

Es bastante meticuloso y necesita tener todo bien atado, organizado y, sobre todo, controlado. Adicto a Twitter -y en menor medida a Facebook- escribe todos sus mensajes en la red social. En campaña no iba a ser menos y además de colgar los típicos de programa electoral, también ha generado alguna que otra bronca, como con Ciudadanos.

También se encarga de escribir todos sus discursos, que tiene bien aprendidos. Su cabeza, quizá por su condición de científico, es un saco sin fondo y no necesita tener apuntes ni chuletas a la hora de afrontar un debate o una rueda de prensa.

De los 15 días de campaña pensó que el mejor para pasarlo con EL PERIÓDICO era el lunes 15 de abril. Y dicho y hecho. Era un día de esos en los que Echenique quería demostrar que también pisa Aragón.

Agenda

Los autónomos han sido tema recurrente de todos los partidos políticos. Para Unidas Podemos también, por eso Echenique se reune con los miembros de la asociación de Autónomos de Aragón (UPTA) en su sede de Zaragoza a las 10.00 de la mañana. «Las empresas con 20 trabajadores las incluyo en esas en las que los dueños se matan a currar y tienen problemas, pero porque es una empresa pequeña y que paga impuestos aquí», en referencia a otras multinacionales que no lo hacen. «La derecha dice que vamos contra el que tiene un bar. No es verdad. Somos los que los defendemos», insiste.

A las puertas de la sede de UPTA un padre de familia con la barra del pan recién comprada y alguna que otra cosa más en el interior de sus bolsas le para por la calle para comentarle que su hija, también científica, ha tenido que marcharse de España para poder trabajar de lo suyo. Echenique primero escucha, permite que este vecino del barrio de Delicias se desahogue y proteste por la situación socio laboral de España y, solo cuando termina, responde. Siempre con ese perfil político que tiene.

Declarado fan de Rosalía -le «flipa» el videoclip de Malamente- y con alguna canción de reggaeton en sus listas de reproducción -dice que no es nada «sectario» con la música-, a las 11.30 ya se ha reunido con los autónomos, ha realizado el canutazo diario con la prensa y está colgado al teléfono respondiendo las preguntas en directo en la Cadena COPE. Después tiene otra, en la sede, y a las 13.30 tiene que estar ante los micrófonos de Aragón Radio. Con tanto frenesí y un malentendido con el taxista, llega tarde. Unos diez minutos, pero para un programa en directo es una eternidad. Admite que el ritmo de la campaña es agotador, más teniendo en cuenta que prácticamente todos los días tiene que viajar. Unos trayectos en los que sigue trabajando en lugar de contemplar el paisaje. «Me cuesta mucho desconectar, pero ya me pasaba antes de ser político». Su terapia son las series y, como no podía ser de otro modo, es fan de Juego de Tronos.

Después de una pequeña comida en casa -siempre en casa- a las 16.00 sube al coche para viajar hasta Alcañiz donde le esperan simpatizantes y vecinos para hablar sobre despoblación. Este ha sido uno de sus temas centrales. «El problema territorial va mucho más allá de Cataluña» aunque cope gran parte de los debates. «En los pueblos de Aragón no se habla de lazos amarillos, sino de tener conexión a internet, un médico, transporte y oportunidades para poder vivir», dice porque «la gente que quiere vivir en sus pueblos tiene que poder vivir en ellos». Es como una frase hecha que repite siempre que tiene ocasión y de la que se muestra convencido. A la reunión asistió junto a la candidata a la Presidencia de Aragón, Maru Díaz, que viajaron en coches separados, y se prolongó durante más de dos horas, más de lo estimado.

En plena Semana Santa la llegada de Echenique a esta localidad fue un pequeño revuelo y muchos de los que pasaban por la sede, con paredes de cristal, se paraban para cotillear qué decía el más mediático de los podemistas. El que no se colaba en su interior, asomaba la cabeza por la cristalera para cerciorarse de que sí, de que Echenique estaba en Alcañiz y no en el plató de Ferreras.

Aficiones

Sobre las 20.30 horas y tras varios selfies en plena calle decide que es hora de terminar el día porque toca ver el estreno de Juego de Tronos. «Hoy es peligroso entrar a Twitter porque te pueden hacer spoiler del primer episodio de la temporada», dice.

Le encanta leer, aunque tiene bastante aparcados los ratos de lectura, y escribir. Hace años se atrevió con algún relato y poema, pero decidió retirarse al darse cuenta que estaba «jodidamente lejos» de hacer algo con un mínimo de calidad si se comparaba con otros. Se declara melónano y serófilo pero lo de ver películas le da más pereza y eso que ha asistido a dos galas de los Goya. «Estos actos no me gustan nada, aunque no es de lo peor en lo que he estado porque hay gente maja», dice, como Ernesto Sevilla. Se sabe todos los diálogos de la Hora Chanante. Aquí su punto.