Los cuatro candidatos abrieron el debate con el bloque sobre economía, mostrándose todos todavía algo nerviosos y alguno, incluso, algo fuera de juego, como Pablo Iglesias (Unidas Podemos).

Albert Rivera (Ciudadanos) dejó claro que quería revolverse contra todos y cargó contra el bipartidismo por no haber hecho las reformas necesarias «durante la última década» y también contra Podemos, por querer subir los impuestos y «meter la mano en el bolsillo» de los ciudadanos.

Pedro Sánchez sacó a Pablo Casado (Partido Popular) la corrupción de su partido y la amnistía fiscal en su primera intervención, y defendió el aumento de impuestos que lleva en su programa electoral porque es necesario luchar contra la «desigualdad social».

El líder de los populares obvió esas pullas y se centró en la gestión realizada por los gobiernos del PP y denunció que «cuando entra el socialismo, el empleo sale por la ventana». Un argumento con el que intenta marcar diferencias con el PSOE y también con Ciudadanos (y Vox, el gran ausente). Rivera cerró su turno sintetizando sus ataques al candidato popular y al argumento de su experiencia de Gobierno con una pregunta: «¿Sabe dónde está el milagro económico del PP? En la cárcel».

Por último, Pablo Iglesias leyó dos artículos de la Constitución para enmarcar sus palabras sobre fiscalidad y el derecho al trabajo y recordó a Casado que su partido rescató a los bancos y no intentó recuperar ese dinero. Por su parte, a Pedro Sánchez le afeó que tuviera que presionarle para que subiera el salario mínimo interprofesional.