El debate de anoche en Aragón TV entre los cuatro partidos aragoneses con representación en el Congreso se centró más en la crisis provocada por los partidos independentistas que en la gestión real en la comunidad o el país. En un tono cordial casi todo el tiempo, los candidatos del PP, PSOE, Ciudadanos y Unidas Podemos (este último bastante al margen de las escasas pullas entre los otros tres) se centraron en desgranar sus propuestas con poca interacción. El único punto común fue la exigencia de a mejora en la financiación autonómica.

ECONOMÍA

El debate en torno a la economía, el empleo, la fiscalidad y la despoblación se abrió con el popular Eloy Suárez enorgulleciéndose de que el Gobierno de Rajoy antes de la moción de censura dio «la vuelta a la tortilla» en cuanto a la crisis, creando 2,7 millones de empleos y reduciendo los intereses de financiación, y llegó a asegurar que el PSOE había roto una tendencia de crear «500.000 empleos al mes».

Tanto la socialista Susana Sumelzo como el podemista Pablo Echenique le reprocharon la calidad de ese empleo. La primera repasó cómo en diez meses de Gobierno de Sánchez se han adoptado medidas «para las personas» como la subida del salario mínimo a 900 euros (Echenique le afeó que al principio no querían), y repasó las prestaciones sociales y derechos laborales que han aumentado o lo hubieran hecho si hubiese habido presupuestos.

Tanto Rodrigo Gómez, de Ciudadanos, como Echenique, apostaron por hacer todos los contratos fijos, aunque se enzarzaron por la paternidad de la idea, y el primero incidió mediante un gráfico -abrió la veda de su uso- que el paro tanto con el PP como con el PSOE ronda el 17%.

En fiscalidad no hubo mucha novedad, con Echenique apostando por subir los impuestos a los ricos (para no tener que financiar las políticas con «dinero del Monopoly», expresión que repitió hasta la saciedad), Sumelzo por la «redistribución de la riqueza», Suárez apostando por una reducción impositiva «anual de 750 euros al mes (sic)» y Rodrigo Gómez posicionándose en una bajada «moderada».

En despoblación, los mensajes fueron en realidad bastante coincidentes, con reducción de fiscalidad y fomento del empleo, y en este punto PP y PSOE reabrieron su guerra sobre quién tiene más culpa en el cierre de la térmica de Andorra, mientras Ciudadanos les reprochaba a ambos que no hubiesen votado en contra de la medida en la Unión Europea. Echenique no entró en este asunto.

AUTONOMÍA

La necesidad de mejorar la financiación de Aragón fue un punto de coincidencia entre los cuatro partidos. «Es injusta e insolidaria», criticó Gómez. Y señaló que en los últimos años su reforma ha sido imposible porque ni el PP ni el PSOE han sabido ponerse de acuerdo al respecto en sus responsabilidades.

Sumelzo recordó que existe un compromiso de reforma en el que se tendrá en cuenta el envejecimiento de la población frente al número de habitantes de cada territorio, un modelo que en un principio es beneficioso para una comunidad como la aragonesa. Echenique consideró que el debate tenía que hacerse «sin confrontar» a unos ciudadanos con otros. «El reparto podría beneficiar a todo el mundo si se incrementan los ingresos con una política fiscal justa para la banca, las grandes empresas eléctricas y las grandes fortunas», aseguró. El diputado popular defendió las medidas que tomaron durante la etapa de la crisis poniendo en marcha herramientas como el fondo de liquidez autonómico, algo que en su opinión permitió mejorar la financiación.

Gómez y Sumelzo tuvieron uno de sus primeros enfrentamientos directos a cuenta del socorrido «fantasma del trasvase». Desde Ciudadanos insisten en que las transferencias del agua del Ebro son «inviables», pero los socialistas temen que «la triple derecha» intente retomar el proyecto si llega al poder.

Suárez insistió en que los grandes embalses de la comunidad solo se han impulsado con el PP en la Moncloa y alertó de que tanto el PSOE como Podemos han firmado resoluciones en el Congreso de los Diputados cuestionando ese modelo. «Lo único que hacen es paralizar inversiones», denunció.

Por su parte, Echenique, al margen de la alusiones cruzadas, recordó que para abordar esas infraestructuras es necesario «romper la brecha fiscal» para afrontar sus costes, como vino manteniendo en el debate.

POLÍTICA SOCIAL

Las políticas sociales, en sentido amplio -también educación, por ejemplo- fueron uno de los bloques donde más claramente se apreció la falta de interacción, con cada partido yendo a su mensaje sin enredarse demasiado en el de los demás, salvo la coincidencia de la necesidad de blindar las pensiones y su actualización.

Así, Sumelzo vendió tanto los logros sociales del PSOE en diez meses como los que fueron interrumpidos por el abrupto final de la legislatura, incluídas las subidas del 7% del gasto en pensiones, la extensión de la gratuidad educativa o las ayudas al alquiler. Fue la única que hizo una (mínima) alusión a la violencia de género y las medidas de igualdad como la progresiva equiparación de los permisos de paternidad que ya ha iniciado el Ejecutivo.

El popular Suárez se centró en la cuestión práctica de cómo pagar el gasto social, generando empleo como «único modo» de garantizar el sistema público de pensiones. «Cada vez que gobierna el PSOE peligra», afirmó, al tiempo que criticaba el gasto de los viernes sociales y la inacción de la DGA con la Renta Básica.

Echenique reiteró la necesidad de una fiscalidad progresiva, siguiendo el artículo 31 dela Constitución poniendo como ejemplo el pago del impuesto de Sociedades de las pymes, del 25% (que ellos proponen bajar al 23%), mientras el Banco Santander, «con un beneficio de 6.000 millones de euros, pagó un 0%».

Rodrigo Gómez, de Ciudadanos, abrió la vía del asunto de la escolarización, criticando que el «proyecto de país del PSOE» fue levantarse de la mesa de negociación del pacto nacional por la educación e introduciendo de lleno el tema catalán con el «adoctrinamiento» en las escuelas y la necesidad de inspección. Por la misma senda pasó luego Eloy Suárez, criticando los ataques a la escuela concertada, introducida, recordó por el «ahora denostado» Felipe González durante su mandato.

REGENERACIÓN

Los pactos tras las elecciones fueron otro de los momentos de crispación. La alerta ante un paco de las tres derechas centró las intervenciones de la candidata socialistas en el último bloque del debate centrado en la regeneración democrática. «Si se repite el pacto de Andalucía podemos volver a una España en gris», aseguró Sumelzo.

«El debate territorial no debería centrarse en exclusiva en los lazos amarillos, debería consistir en un análisis de las necesidades del resto de territorios», indicó el responsable de Unidas Podemos. De hecho, fue al hablar sobre Cataluña cuando más se tensaron los ánimos entre los candidatos. «Sánchez volverá a pactar con los que quieren romper España», afirmó el responsable de Ciudadanos, que redobló el ataque al acusar a Echenique de buscar «réditos electorales» sin tener en cuenta el dolor de las víctimas del terrorismo. Por ese motivo le exigió disculpas ante la valoración crítica que el morado hizo en las redes sociales sobre el acto celebrado en Rentería.

El candidato popular esgrimió un cartel en el que figuraban los apellidos de Sánchez y Torra junto a un corazón. «Cuando el PSOE habla de plurinacionalidad lo que busca es debilitar el Estado», señaló. Sumelzo replicó con la constatación de que el sentimiento independentista crece cuando el PP está en la Moncloa. «El problema en Cataluña no es de independencia, es de convivencia, y son las tres derechas las que no dejan de azuzarlo», se defendió la candidata.

En el turno final los cuatro candidatos repitieron los mantras que están usando durante la campaña. La necesidad de frenar el avance del independentismo citado por Ciudadanos y el PP; las revelaciones sobre la cloacas del Estado por parte de Unidas Podemos y el voto «optimista» del PSOE «para no volver a una España en blanco y negro».