Todo está bastante claro. Por eso, cuando a principios de semana la Junta Electoral reventó la operación Sánchez-Atresmedia vetando la presencia de Abascal en el encuentro a cinco, estaba claro que habría doble debate (el previsto, en versión a cuatro, y otro idéntico en TVE). Pero el candidato del PSOE y su equipo se liaron y liaron a la administradora de la tele pública porque viven en el irracional interior de la campaña. Por idéntica razón, lo que haya de suceder en las noches de mañana lunes y del martes no guardará tanta relación con la calidad de las intervenciones del candidato socialista o de Casado, Iglesias o Rivera, como de las versiones y evaluaciones de lo sucedido que recorrerán inmediatamente redes y medios. Hoy, mientras los protagonistas ensayan la función, internet ya dice quién tendrá éxito y quién no.

Trampas retóricas

Ayer, el líder Cs inició su concentración predebate, y dejó que fuese Arrimadas quien diese el mitin (en Alicante). Los demás cabezas de cartel sí salieron a la palestra, pero abreviando. Todos ellos preparaban una discusión cuyo contenido, previamente compartimentado y distribuido, no ha de tener ningún misterio: saldrá a relucir Cataluña («¿Pactará usted con los independentistas?, ¿Indultará a los golpistas? Contésteme sí, o no», le preguntarán a Sánchez), y España y la Constitución y toda clase de trampas retóricas para vender propuestas económicas y sociales antibienestar sin asustar a jóvenes, asalariados, funcionarios y pensionistas.

El mismo Abascal, que lleva varios días frotándose las manos porque lo del no-debate le ha salido a pedir de boca, ejecutó ayer uno de esos malabarismos al discursear (en Palma): «Los españoles deben elegir entre tener pensiones... o 17 autonomías-taifas». Falso dilema. Vox ofrece acabar con las autonomías, pero también con el actual sistema público de pensiones.

Sabemos que Pablo Iglesias recordará ante las cámaras la guerra sucia de que fueron objeto él y su partido, o que Albert Rivera sacará a relucir la corrupción. Luego, antes incluso de que acaben los debates, tuits, mensajes o las ediciones digitales de los medios aprobarán o suspenderán según los gustos o los intereses de cada cual. Y las derechas, que babearon con Cayetana Álvarez de Toledo hace unos días, dirán que Casado o Rivera (o los dos) derrotaron a Sánchez; mientras que las izquierdas opinarán lo contrario. Ya lo están haciendo.

Los otros debates

En España el debate lo abarca todo. A mucha gente le han dicho que debe preocuparse por asuntos que jamás le incumbieron o nunca le habían llegado a preocupar. ¿Cómo, si no, entender la intensidad de la polémica sobre la caza, los toros y el animalismo? ¿Qué cazador o taurino se ha visto presionado, acosado o atacado directamente? Es indudable que el PACMA va ganando terreno (en las anteriores generales sacó tantos votos como el PNV, y en estas podría lograr algún escaño), pero las actividades cinegenéticas o taurinas ya venían tocadas porque la afición a las mismas va a menos y no a más. Solo eso.

Animalistas y cazadores, españolistas centrípetos y periféricos centrífugos, progresistas de la escuela de Fráncfort y ultraliberales de la escuela de Chicago, republicanos y monárquicos, europeistas y eurófobos... Vivimos rodeados de contrafiguras que abarcan el pasado (¡lo que dan de sí las polémicas sobre Historia!) y el futuro (¿utópico?, ¿distópico?). Pero no saldrá demasiada luz de las discusiones. Porque, previamente, cada cual ya tiene su opinión al respecto. Y no es fácil moverla, ni siquiera un poco.