Al cuarto día de campaña, el PSOE, por fin, divulgó su programa electoral. La mayor parte de sus medidas ya se conocían, porque Pedro Sánchez presentó un documento con 110 propuestas a finales del pasado marzo, pero allí primaron las iniciativas sociales, dejando a un lado su posición frente al conflicto independentista en Cataluña. Los socialistas marcaron enfoque ayer: más autogobierno y rechazo tanto a un «155 permanente» como a un referéndum de autodeterminación.

Frente a ERC y Junts per Catalunya, que reclaman una consulta vinculante para apoyar la hipotética investidura de Sánchez, y frente al PP y Cs, partidarios de volver a aplicar cuanto antes la suspensión de la autonomía, el PSOE señala que «ni desde el derecho de autodeterminación ni desde un estado de excepción territorial de carácter permanente a través del artículo 155 puede construirse el futuro». Conservadores y naranjas, según los socialistas, sienten «nostalgia del pasado centralista».

Los socialistas abogan por «el reconocimiento de las singularidades de los distintos territorios», si bien en sus «propios estatutos de autonomía». El partido «aspira a una definición más precisa de los aspectos identitarios, históricos, culturales, políticos y lingüísticos, así como a una organización institucional y territorial adaptada a las peculiaridades de cada comunidad en cuanto no afecte al funcionamiento de otros territorios».

«Apostamos por una mejor delimitación de las competencias del Estado y de las comunidades autónomas -explica el documento-. En ese sentido, proponemos recoger en la Constitución las facultades concretas del Estado en las distintas materias competenciales, de la forma más precisa posible, y establecer que todo lo no atribuido al Estado por la Constitución es de competencia autonómica».

«Es un horizonte de solución para la sociedad catalana», resumió por la noche el presidente en Antena 3, donde pidió a los catalanes que pacten un «nuevo estatuto de autonomía».

El programa sigue en todo momento los 110 compromisos que Sánchez presentó el mes pasado, un documento que podría servir de base tanto para pactar con Podemos como con Ciudadanos. Incluía propuestas claramente de izquierdas, como revalorizar las pensiones según el IPC real y aprobar un ingreso mínimo vital, pero también aparcaba el impuesto a la banca y no se comprometía a derogar toda la reforma laboral.

El documento, aun así, presenta novedades. Sobre todo, en memoria histórica, un apartado en el que los socialistas quieren modificar el régimen legal del Valle de los Caídos y «realizar las modificaciones legislativas para declarar la nulidad de las sentencias dictadas por los tribunales de excepción franquistas». Al mismo tiempo, ahora que Sánchez necesita que el Vaticano no se oponga a la exhumación de Francisco Franco, que los socialistas aseguran que llevarán a cabo el próximo 10 de junio si continúan en el Gobierno, el programa renuncia a medidas de laicidad que sí fueron incluidas en el 2016, como suprimir la mención a la Iglesia Católica en la Constitución y denunciar los acuerdos de España con la Santa Sede.

El PSOE, por último, se compromete a trabajar para «abolir la prostitución y erradicar la trata de seres humanos con fines de explotación sexual».