- IU ha pasado cuatro años muy difíciles. ¿Se afrontan estas elecciones con más presión?

- La presión nos la imprimen la realidad y los problemas a los que urge dar respuesta. Han sido cuatro años complicados, trabajando en garantizar que la izquierda real jalonase las políticas en el Parlamento en una situación compleja. Patricia (Luquin) no era decisoria pero ha hecho un grandísimo trabajo y ha permitido afianzar esa izquierda real que va a ser superdecisiva ahora. Su legado será imprescindible en las próximas Cortes.

- ¿Qué papel jugará IU?

- El de no conformarse con recuperar los recortes del PP, que es lo que han hecho PSOE y CHA, e ir más allá en la recuperación de derechos, en fortalecer los servicios públicos y el peso de lo público y en redirigir la economía aragonesa hacia un nuevo modelo productivo en el que la investigación esté en el centro. Hay que modernizar, racionalizar y hacer más productivo nuestro tejido empresarial público.

- ¿Da vértigo presentarse fuera del paraguas de Unidas Podemos en estas elecciones?

- Para IU no era un paraguas, sino un espacio de unidad en torno a unas propuestas programáticas. Y no da vértigo porque cuando hemos estado era porque nuestras propuestas se recogían y lo que va a hacer IU es defenderlas. La gente va a tener la posibilidad de encontrar una izquierda real, un partido que no se conforma y que lo hace de forma clara y coherente. Lo hemos defendido en las europeas, en las generales y en Aragón no ha podido ser porque el Podemos de aquí está más alejado de las tesis que han permitido que el Podemos de Madrid llegara a acuerdos con IU federal, que mantiene en todos los sitios la misma posición. El problema no ha sido nuestro.

- ¿Le pueden pasar factura esas diferencias con Podemos aquí?

- No ha sido lo mejor no conseguir la unidad, porque habíamos estado trabajando en ella durante meses. El problema lo vamos a tener en aquellas instituciones en las que juntos sumaríamos más que otras formaciones y es posible que esa división impida unos resultados más potentes. Pero no es un problema en sí la ruptura, la gente tiene que valorar qué Aragón quiere.

- ¿Cómo convence al ciudadano de votar a IU y no al resto de las opciones de la izquierda?

- Porque IU lo que plantea es lo que la izquierda ha ofrecido siempre. Las administraciones públicas pueden y deben dar respuesta a los derechos universales y gratuitos desde lo público siempre, con una garantía de reversión de todas las privatizaciones y servicios en unas manos privadas que hacen negocio con esos derechos. Y a ampliar esa cartera de derechos en materias como la salud, la vivienda, la atención a la dependencia, la igualdad... Pero hacerlo en profundidad, no conformarse con recuperar un medio Estado del Bienestar que no se preocupe de corregir la desigualdad que se ha generado en estos últimos años. Eso solo lo está diciendo IU, nadie dice que lo público tenga una responsabilidad sobre la economía y esta pase por intervenir y no caer en los macromataderos con falsos autónomos o las uniones de estaciones de esquí, que crean empleo temporal y precario o un atentado tremendo al medio ambiente. Eso nos diferencia del Gobierno actual y también de Podemos.

- UP hizo un ofrecimiento a Pedro Sánchez para formar Gobierno en Madrid. ¿En Aragón tiene claro con quién lo formaría?

- Siempre empezamos hablando tras las elecciones con una palabra: programa, programa y programa. Esa tentación naranja que Lambán sigue teniendo es lo peor que le podría pasar a la democracia aragonesa, a su economía y a sus gentes. Las clases populares, los que se levantan a las seis de la mañana para cobrar 600 euros al mes o los pensionistas no están en los planes de esa derecha liberal. El PSOE puede caer en esa tentación que para nosotros es una línea roja. Lambán debe aclarar por dónde quieren salir de la crisis, o con el trío de Colón bajando impuestos como hizo con el de Sucesiones, o con la izquierda y el fortalecimiento de lo público con una intervención en el modelo productivo.

- Da la sensación que o hay un Gobierno de toda la izquierda o no estará IU en él.

- IU no está valorando todavía esas opciones, solo la necesidad de que la izquierda saque mayoría suficiente porque hay que evitar que esas derechas desatadas alcancen el poder en Aragón.

- ¿Cuál es el mayor reto al que se va a enfrentar Aragón ahora?

- Corregir la desigualdad en el territorio y entre las personas. Solo se ha recuperado el 46% del empleo destruido durante la crisis y hay temporalidad, bajos salarios y brecha salarial, que se traducen también en despoblación. Hay que dar garantía de unos servicios públicos potentes y un modelo productivo que soporte los envites de la economía global.

- ¿Una medida imprescindible para el medio rural?

- Garantizar esa red de servicios fuertes que permita que los que están viviendo en el medio rural puedan seguir haciéndolo. Y valorizar las potencialidades del sector primario y un programa de reindustrialización para que sea también un pilar fundamental para generar alto valor añadido. Todo pasa por una participación que decida cómo se gasta el dinero y en qué, superando las formas opacas y clientelares que han caracterizado, por ejemplo, los fondos Fite.

- ¿Se puede pedir esos servicios fuertes y a la vez criticar proyectos como el de Guissona?

- Se puede porque hay alternativas. Ese modelo de Guissona, y no solo este proyecto, lo que hace es expulsar a los que han venido vertebrando el territorio. Competir con ello echa a unos para poner a otros. La política de monocultivos no funciona. Hay que diversificar la economía para que esas empresas que ya están sigan aportando. No es necesario para generar ingresos traer industria que destruya la que ya hay, y es lo que hacen esos macroproyectos, que destruyen el empleo que hay y el que traen es más precario.

- ¿Y se puede aliviar la presión fiscal a las familias?

- Aragón está por debajo de la media estatal y se hizo un buen trabajo en la reforma del tramo autonómico del IRPF, incrementando el de las rentas más altas, y el margen que queda en el de los hogares es poco. Pero a nivel municipal hay margen de maniobra, como se ha hecho en Zaragoza con el IBI, que se ha bajado al 98% de la población. Sin embargo, Lambán con la reforma de Sucesiones solo ha conseguido exonerar a los ricos de toda la vida.

- La política hidráulica está pasando de puntillas en esta campaña y hay muchas obras del Pacto del Agua por acometer. ¿Sería necesario revisarlo?

- El Pacto del Agua está superado por la realidad, hay que revisarlo. Pero ahora lo más importante es hablar de gestión pública del agua y avanzar en mejoras de regadíos, modernización, y dar respuesta a un modelo de agricultura social y sostenible para hacerlo viable.

- ¿Derogaría el ICA?

- Sí, derogaría este y haría otro justo, que atendiera a los intereses reales a los que tiene que servir, que es un plan de depuración que responda a los objetivos ambientales y a las necesidades de la ciudadanía. Para garantizar que los aragoneses pagan lo mismo que la media estatal. La propuesta que hace la RAPA es viable. El actual solo sirve para pagar un pufo y un plan que ha servido para todo menos para depurar.

- ¿Educación concertada, sí o no? ¿Es necesaria de momento?

- La red pública tiene que dar respuesta a las necesidades de escolarización del conjunto de la población y quien quiera colegio privado, que se lo pague, que tiene libertad para hacerlo.

- Hay una huelga el día 23. ¿Qué les diría a los convocantes?

- Que tienen toda la razón, porque una educación de calidad pasa también por que los docentes tengan un número de horas lectivas adecuado para la atención del alumnado o la formación. Y necesitamos acabar también con esa tasa de interinidad del 26% y llegar al 8% en una legislatura.

- ¿Es imposible llegar a un gran pacto por la sanidad en Aragón?

- Lo que hace falta es que se ejecuten ya las obras que están en marcha y que son necesarias. En cuatro carreras de Motorland nos hemos gastado la mitad de lo que cuesta el hospital de Alcañiz, que debería tener consignación presupuestaria y estar acabado en el 2020. Es cuestión de prioridades, porque recursos hay.

- ¿La renta básica ha sido un espejismo o se puede lograr?

- Tenemos un sistema público muy contributivo que no ha sido capaz de dar respuesta a la gente que no tiene trabajo y, por tanto, no aporta al sistema. Hay mecanismos pero son insuficientes, así que hay que actuar en tres dimensiones: garantizar las condiciones para tener un empleo estable a través de planes de trabajo, fortalecer los servicios públicos y, si aún así hay gente que se queda fuera, garantizarle esa renta básica social, ese mínimo vital.

- Respecto a las infraestructuras, ¿qué tres ve fundamentales?

- Necesitamos una apuesta decidida por el ferrocarril, con un proyecto como el Cantábrico-Mediterráneo que es clave. Si queremos ser un centro logístico de referencia tenemos que hacerlo sostenible y esto lo facilita. También hay que invertir muchísimo en investigación. Y también todas las que están pendientes en servicios esenciales como la salud o la educación. O liberalizar las autopistas y defender esa red comarcal de carreteras que vertebra el medio rural.

- ¿Influirá el problema de Cataluña en estas elecciones?

- El problema de los aragoneses no es Cataluña, sino toda esa desigualdad que le explicaba. Cargar contra la comunidad vecina no resolverá eso en Aragón.

- ¿Preocupa la irrupción de la extrema derecha en la institución?

- La extrema derecha siempre ha estado dentro de la derecha, es solo que ahora se han separado. Me preocupa que se normalicen los valores que defienden y que el nuevo centro político se sitúe en lo que era la derecha.

- Le pido un pronóstico: ¿cuál será el próximo Gobierno del país?

- Creo que Pedro Sánchez está esperando a ver qué pasa en el 26-M y la amenaza de pacto con Cs sigue abierta. Hoy podría haber un acuerdo de investidura, no sé si un Gobierno, si hubiera hecho caso al resultado de las generales, que arrojaron una mayoría suficiente con las izquierdas de este país. El hecho de que esté esperando no es buen síntoma. Así que creo que al final optará por gobernar en solitario, por lo menos en el corto plazo.