La muerte de Rubalcaba llenó la campaña de condolencias y suspensiones. Solo Vox pasó de lo políticamente correcto (y de la mera educación) para seguir a lo suyo. No obstante, al mediodía, antes de que se conociera el fallecimiento del exvicepresidente del Gobierno, llegó Casado a la ribera del Ebro en Zaragoza, se instaló allí donde las cámaras podían enfocarle con el Pilar al fondo y junto a otros correligionarios desgranó ante casi nadie el programa europeo de su partido. Fue una cosa extraña, que adquirió tintes surreales gracias a la participación del comisario de la UE Arias Cañete, famoso trasvasista y gran protector de la huerta murciana, los campos de golf alicantinos y la proliferación de piscinas en la Costa Blanca y la Costa Cálida.

Lo de Plaza, increíble

Pero hubo una noticia colateral que todavía causó más perplejidad: la sentencia del Caso Saqueo, pieza principal surgida de las investigaciones sobre los sobrecostes de las obras en la plataforma logística de la capital aragonesa (Plaza). El viceconsejero socialista Carlos Escó y los empresarios Agapito Iglesias y Miguel Ángel Floría quedaban absueltos, al no poder el tribunal dar por probados los delitos que se les imputaban. Éxito total de quienes, a diferencia de otros acusados, prefirieron jugárselo a todo o nada, en vez de pactar con la Fiscalía penas menores y devolver el dinero ¿defraudado? O sea, que en este asunto unos se han comido el marrón por decisión propia y otros no. Acciona, por ejemplo ha aceptado poner sesenta millones del ala. Pero Escó y Agapito se van limpios de polvo y paja. Y eso que el fallo parte de la base de que la gestión de Plaza estuvo «viciada» desde el primer momento.

Este hecho llevó a Lambán a reivindicar la probada limpieza de la gestión del llamado Marcelinato, aquellos doce años de gobierno PSOE-PAR, a los que nadie ha podido poner en la picota ni por lo de La Muela ni por lo de Plaza. Como argumento de campaña electoral resulta incontrovertible.

Dos horas en el Ebro

Pablo Casado, el presidente del PP, quiso presentar en Zaragoza su programa europeo. Más de dos horas duró el acto en plena ribera, componiendo una bonita postal hispano-pilarista al aire libre, bajo el sol de un verano adelantado y en medio del zumbar de insectos chupasangres. Unos veinte cuadros y empleados del PP fueron todo el público, amén de los periodistas y cámaras, que pronto empezaron a resoplar e impacientarse.

Casado estuvo prolijo y difuso, aunque sostuvo su versión doctor Jekyll, sin rebasar los límites de la moderación. Él, dijo, está donde ha estado siempre el PP, que puede ser derecha, centro o mediopensionista pero es lo que tiene que ser. Quiere aprovechar las europeas, autonómicas y municipales para recuperar terreno, ahora que los votantes conservadores han comprobado que dispersando sus sufragios dejan paso libre al socialismo y sus compañeros de viaje.

Se trajo como estrella invitada al exministro de Aznar y actual comisario de la UE, Miguel Arias Cañete, aquel que aseguró que el trasvase del Ebro se haría «por huevos». Su presencia resultó graciosa. Más cuando se puso valiente y animó a sus conmilitones: «Hay que estar a las duras y a las maduras».

El CIS provoca dudas

Al sondeo del CIS, el que augura que las izquierdas podrán gobernar Aragón y el Ayuntamiento de Zaragoza sin apenas despeinarse, se le han dado ya muchas vueltas. Y ha provocado innumerables objeciones y dudas. Además ya están en marcha uno o dos trackings ceñidos a la campaña (el CIS encuestó antes incluso de las generales) que no coinciden con los datos del instituto público.

Ciudadanos, por ejemplo, a la vista de lo que hubo el 28-A, tiene buenos motivos para creer que mantendrá el sorpasso al PP y podrá convertirse en la opción mayoritaria de las derechas, lo que le permitiría reclamar para sí la presidencia del Gobierno de Aragón y la Alcaldía de Zaragoza. Claro que para eso necesitarían, si mantienen su rechazo al PSOE, apoyarse en el PP y también en Vox, cuya presencia, siempre de acuerdo con los pronósticos del famoso Tezanos, cotiza muy a la baja. ¿O no?

Por si acaso el PSOE no canta victoria. Sin embargo, en Podemos e IU (y ZeC), que ahora no van juntos, reina cierta euforia, porque el CIS profetiza que en las municipales de Zaragoza los comunes de Santisteve y los morados de Barba sumarían más concejales que los que ahora mismo tiene ZeC, lo cual ha llevado a los de la competencia a tomarse a risa semejante augurio. Porque además en la onda de la izquierda hay otro que ahora también juega: CHA. Y algo se ha de llevar.

Tercera vuelta

Se está diciendo a todas horas que estas europeas, autonómicas y municipales son una segunda vuelta de las recientes generales. Existe otra visión, según la cual estamos, en realidad, ante una tercera vuelta. Porque las andaluzas fueron la primera y ya condicionaron de manera evidente la cita del 28-A.

En esta tercera oportunidad entran en juego diversas reacciones de la ciudadanía, sobre todo en el ámbito de la derecha. Allí, la lucha por la hegemonía es muy intensa, y el PP cuenta con un argumento de peso: con los números en la mano, Vox ha cooperado involutaria pero eficazmente en la victoria de Sánchez. En las redes se habla y se polemiza mucho al respecto.

Al otro lado, en el de la izquierda, tanto el PSOE como Podemos, CHA o IU, pese al desbarajuste, cuentan con que el éxito en las generales contribuya a mantener la movilización de sus votantes, y a generar nuevas oportunidades ahora que la fórmula d’Hondt no va a ser tan perjudicial para los minoritarios.