En Ordovés, un pueblo golpeado por la despoblación desde hace años -en el último censo aparecían dos personas-, fue el lugar elegido por la candidata a la presidencia de Aragón por Podemos-Equo, Maru Díaz, para iniciar su campaña electoral y para lanzar una de sus propuestas más potentes: impulsar un plan integral de desarrollo sostenible del medio rural que asegure que 100.000 aragoneses se hayan trasladado en el 2030 a vivir a los pueblos. Para lograrlo, o intentarlo, es «imprescindible» entender este problema como un «síntoma» que hay que atacar «en su origen» y que obliga a desarrollar «políticas muy simples», explicó.

Díaz explicó que en Aragón hay 200 municipios en riesgo de desaparecer, como Ordovés. La candidata aspira a que esos 100.000 habitantes se trasladen a los pueblos, «principalmente» a los de menos de 5.000 habitantes, es decir, casi la totalidad, para lo que harán falta «presupuestos e infraestructuras».

Una de las medidas que proponen desde Podemos-Equo pasa por mejorar «la intermodalidad y los trenes de cercanías», pidiendo la transferencia de la competencia a Aragón, así como taxis «rurales» para las zonas más despobladas a través de subvenciones y una reforma integral de las carreteras secundarias y comarcales.

La vivienda es clave, para lo que quieren poner en marcha un plan de vivienda integral en el medio rural, donde se necesitan en torno a 5.000 nuevas para poder repoblar -según la formación-, mantener las escuelas rurales abiertas, la escolarización, que haya unos centros de salud de calidad y, sobre todo, una banda ancha de 30 megas y 3 gigas.

En realidad, matizó Díaz, este plan es un símil de ley del 2007, aprobada a nivel nacional, «que ni PP ni PSOE han sabido financiar y poner en marcha».

Para la candidata a la presidencia, «Aragón no se ha vaciado solo» sino que ha sido fruto de una sucesión de políticas que han priorizado las inversiones en comunidades vecinas, que han tenido grandes obras, mientras se deben a Aragón más de 7.000 millones de euros y más de 600 en infraestructuras».

A su juicio, Aragón es la comunidad «más olvidada y peor financiada», entre otras cosas porque los distintos Gobiernos «no han sabido parar esta sangría» de pérdida de población, sobre todo de personas de entre 25 y 40 años que se van a la ciudad.