El PSOE ganó ayer «rotundamente» las elecciones en Aragón, como expuso ayer su secretario general, Javier Lambán. Tanto las autonómicas, con 24 escaños y más de 201.000 votos, como las municipales, con mayoría absoluta en 297 localidades y relativa en otras 44. Una victoria que también se produjo en Zaragoza capital, con los 91.739 votos que le granjean 10 concejales. Pero tanto en esta plaza clave como en las Cortes de Aragón, las matemáticas amortiguan esta sensación de triunfo, porque el centro derecha sumaría en una hipotética alianza. Ante esto, la táctica socialista parece pasar por despejar el tablero por los extremos.

Pese a la euforia con la que tanto Lambán como la alcaldable socialista a la capital, Pilar Alegría, celebraron los resultados, había cierto runrún en la concurrencia, haciendo cuentas a la vez que los candidatos hablaban. De hecho, los socialistas, que llegaron a sumar mayoría de izquierdas en las Cortes en un momento del escrutinio, con sus 25 escaños, cayeron hasta 23 y se quedaron en los 24 mientras duraba la intervención de Alegría.

En la partida de ajedrez que se avecina para configurar las mayorías, los socialistas dejaron claro que su primera jugada será intentar sacar a Vox de la ecuación. Pilar Alegría lo dijo sin ambages, que hablarán «con todos los partidos dispuestos a que Zaragoza se gobierne y a que la ultraderecha no entre en el ayuntamiento». Al Gobierno, se entiende. La candidata, que destacó a los socialistas como «claros vencedores» de los comicios, afirmó que con el aval de sus 10 escaños quiere «liderar un ayuntamiento con vocación de Gobierno» y apeló «a la responsabilidad para que Vox no entre», insistió.

Javier Lambán se mostró especialmente satisfecho de la victoria del PSOE en las elecciones municipales en Aragón («es en los ayuntamientos donde nos movemos como pez en el agua», dijo). Pero tras concederse «apenas 24 horas» para celebrar la victoria en las autonómicas, también dejó clara su estrategia de centrismo y «moderación».

«Ya ocupamos con todo derecho el centro para hacer las políticas templadas que la ciudadanía reclama», aseguró. Para luego incidir en que sería «una indecencia por parte de unos partidos, o una contradicción por parte de otros», aliarse con Vox. Una formación que a su juicio «no debería entrar», ni en las Cortes ni en los ayuntamientos.

El candidato a la reelección como presidente del Gobierno de Aragón abominó de los partidos constitucionalistas que pactan con una ultraderecha que «no respeta» la Carta Magna, pero fue más específico con el PAR, al considerar que «no puede ser que un partido profundamente regionalista intente pactar con un partido que quiere acabar con la autonomía aragonesa».

Lambán recomendó «paciencia, talante y sabiduría» para los próximos días, y confió en que «a poco sentido, a poca razón que muestre la política aragonesa», él será presidente de la DGA y Pilar Alegría y al menos Luis Felipe, alcaldes. Con qué alianzas, está por ver. Ayer no hubo gritos de «¡con Rivera (o Pérez) no!».