José Luis Soro es el candidato al Gobierno de Aragón por Chunta Aragonesista. Licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza, durante la pasada legislatura fue el único miembro de Chunta en el Gobierno socialista de Lambán, donde se encargó de la Consejería de Vertebración del Territorio. Desde este cargo ha impulsado la recuperación de la línea férrea de Canfranc y de la estación internacional.

- ¿Preocupa en Chunta que la derecha pueda ganar en las próximas elecciones?

-A cualquiera que tenga un mínimo de memoria le tendría que preocupar porque en las generales de abril la derecha ganó en Aragón. Tuvo más votos y más escaños. Eso debería llevar a la izquierda a movilizar a su electorado.

-¿Volvería Chunta a repetir la coalición con el PSOE?

-Sin duda. Ha sido muy bueno para la ciudadanía aragonesa. En cuatro años de legislatura hemos conseguido reconstruir un estado de bienestar que la derecha había desguazado, hemos sido la comunidad en la que más se ha incrementado el gasto social. Ha habido grandes avances con el Canfranc y con el tren de Teruel. Hemos hecho política de vivienda como jamás se había hecho antes.

-¿Y con Podemos cómo son las relaciones?

-Podemos, hace cuatro años, no quiso o no se atrevió a entrar en el Gobierno para no asumir riesgos y ganar votos en la oposición, sin pensar en la ciudadanía. Podemos ha apoyado la acción de gobierno salvo en momentos muy puntuales y además de una forma muy partidista, sin pensar en la ciudadanía, por ejemplo bloqueó la implantación de la renta social básica. Podemos e Izquierda Unida deberían estar en la mayoría parlamentaria.

-Parece que los discursos de Javier Lambán no son muy aragonesistas.

-Creo que la presencia de Chunta en el gobierno los pasados cuatro años ha aragonesizado el discurso de Javier Lambán. Ha comprobado como presidente la importancia del autogobierno, que es la forma de garantizar los derechos sociales y los servicios públicos. Todo eso pasa por las comunidades autónomas, de forma que cualquier retroceso en el autogobierno supone un retroceso aún mayor en derechos sociales. El aragonesismo se aprende gobernado Aragón.

-¿No temen que el PSOE se pueda coaligar con Ciudadanos?

-Llevo toda la campaña intentando obtener una respuesta de Lambán sobre si está dispuesto o no a pactar con Ciudadanos, que gobierna en Andalucía con el PP y la extrema derecha, que es trasvasista, que quiere acabar con el autogobierno, que tiene unas políticas económicas ultraliberales… Y aún no he recibido respuesta. Por lo tanto, la mejor forma de evitar la tentación es que no haya posibilidad, el objetivo es que haya una mayoría de izquierdas y que Cs y el PSOE no sumen.

-¿Qué puede ofrecer Chunta contra la despoblación?

-El aval de lo que hemos hecho estos cuatro años. Hemos liderado la lucha contra la despoblación. Desde la Consejería de Vertebración del Territorio nos hemos tomado tiempo para diseñar estrategias, pues contra la despoblación no se puede improvisar. Hay que tener claros los objetivos y las medidas. En esa línea aprobamos una directriz de política demográfica, un plan con 380 medidas interdisciplinares que afectan a todas las administraciones y dan protagonismo al sector privado. Además, hemos pasado a la acción. Hemos creado un observatorio de la despoblación que presido yo y en el que están todas las administraciones, las organizaciones sindicales, la clase empresarial, las asociaciones vecinales, la Universidad… De todas formas, no existen fórmulas mágicas, es una carrera de fondo. Tardaremos en ver resultados pero ya tenemos delante el camino por el que debemos andar.

-¿Sería bueno controlar el crecimiento de Zaragoza para que el resto de Aragón pueda medrar?

-La despoblación no afecta solo al medio rural, también afecta a las ciudades, cuantitativa y cualitativamente, con la pérdida de talento debido a la marcha al extranjero de los jóvenes mejor preparados y que encuentran muchas dificultades para volver. El problema que arrastramos tiene su causa en las políticas centralistas de los años 60 del pasado siglo, en el franquismo. Aragón fue vaciado en beneficio de otras zonas. Por ello es imposible luchar contra la despoblación sin recurrir al autogobierno. Desde Madrid no se van a mantener abiertas en Aragón escuelas con tres alumnos, como hizo el Gobierno PSOE-Chunta. Zaragoza es más del 50% de Aragón, y eso genera un gran desequilibrio y grandes desigualdades. Pero, por otra parte, hay que defender el papel de Zaragoza como motor económico de Aragón, por lo que no hay que buscar el enfrentamiento, sino el reequilibrio entre la capital y el resto del territorio.

-¿Es Chunta una garantía contra la construcción de más embalses, más balsas reguladoras, más canalizaciones…?

-En el ADN de Chunta está la nueva cultura del agua. Hemos sido coherentes en la oposición y en el Gobierno. Hemos mantenido el no a Yesa, a Biscarrués y a Mularroya, habiendo gobernado con un Ejecutivo que sí defiende estas infraestructuras. Y, por supuesto, trasvase no. Se trata de una amenaza cíclica porque en Aragón hay partidos trasvasistas, como el PP, Cs y la extrema derecha, lo que obliga periódicamente a posicionarse en contra de ese proyecto que es la antítesis de la nueva política del agua. Defendemos que la gente viva en su pueblo, con regadíos, pero pensamos que se puede regar de una forma sostenible, entendiendo que el agua es un patrimonio de toda la humanidad y no una mercancía.

-Los pueblos del Pirineo piden desde hace años la reversión de las centrales hidroeléctricas.

-Apoyamos radicalmente esa reivindicación. En esto ha habido un trato colonial, al igual que con los embalses. Se ha expoliado el Pirineo, no solo sus recursos naturales y su paisaje, también su gente. Se han perdido pueblos, han desaparecido sus raíces, y el beneficio de eso se ha ido muy lejos. Por ello, una vez terminan los plazos de concesión, evidentemente, los beneficios deben revertir a los pueblos del territorio que acoge esas infraestructuras.

--La reapertura del Canfranc parece avanzar más en Francia que en España.

-Nuestro planteamiento en infraestructuras ferroviarias es un ferrocarril que sale de Valencia, cruza Teruel, llega a Zaragoza, va al norte de Huesca y atraviesa el Pirineo para alcanzar Francia. Todo lo que hacemos por el ferrocarril de Canfranc repercute positivamente en el eje Cantábrico-Mediterráneo, y viceversa, porque se trata del mismo proyecto con la visión del siglo XXI. Hemos conseguido inversiones para el Cantábrico-Mediterráneo, pero de forma insuficiente, por lo que exigimos el corredor de altas prestaciones que se prometió en el 2009. En Canfranc se han dado pasos de gigante gracias a la colaboración entre Aragón y Aquitania y a la Unión Europea. Ahora mismo estamos con los estudios técnicos del Canfranc del futuro y, sobre todo, la explanada de los Arañones, donde se asienta la estación de Canfranc, está en obras. Me emociona decir esto, pues ahora mismo se está trabajando en las playas de mercancías y viajeros y en la nueva estación, y se está rehabilitando la estación internacional, que está en el corazón de todos los aragoneses por todo lo que simboliza en nuestra identidad colectiva.

-¿Cree que el pleito por los bienes de la Franja va hacia una solución buena para Aragón?

-Después de la inacción de la Iglesia catalana y su juego sucio, al igual que ocurre con las instituciones catalanas, pero no de su población, había dos posibilidades. Una solución política, que se ha intentado esta legislatura y que la situación política catalana hacía imposible. Y una vía judicial ordinaria, que los tribunales obliguen a devolver lo que es nuestro. Por eso pienso que en la justicia está bien encarrilado el tema. Y me preocupan los bienes de Aragón que están en museos catalanes, pero también los que se encuentran en Madrid y Salamanca. Pienso que deberíamos tener una visión más aragonesa y menos anticatalana y reivindicar con el mismo tesón y la misma intensidad todos los bienes de Aragón estén donde estén.

-¿Qué piensa Chunta del independentismo catalán?

-Hay que partir de que Cataluña no es el problema, sino el síntoma. No hay un problema en Cataluña, hay un problema de configuración del Estado español, que se está rompiendo por las costuras. El título VIII de la Constitución fue muy útil para descentralizar un Estado muy centralizado, pero ahora está agotado. Por lo tanto, en la búsqueda de una solución global y no solo para una parte del Estado, hay que avanzar hacia el federalismo.

-¿Que visión tiene el aragonesismo de las diputaciones?

-Somos radicalmente municipalistas. En Aragón, con 731 municipios y solo 1,3 millones de habitantes en una gran superficie, tiene que haber una institución entre el municipio y el Gobierno autonómico, y la administración supramunicipal más natural es la comarca. No entendemos la duplicidad entre comarcas y diputaciones, que son consecuencia de un Estado centralista y no tienen sentido en un estado descentralizado. Con todo, si continuaran, tendría que haber un deslinde de competencias, los municipios y comarcas para prestar servicios a la ciudadanía y las diputaciones para atender a los ayuntamientos.

-¿Cómo contempla las relaciones con el Gobierno de España?

-Es fundamental que las relaciones entre el Gobierno de Aragón y el de España se rijan por la lealtad mutua. Lo peor que les puede pasar a los aragoneses es tener un Gobierno sumiso con Madrid. Ya sabemos cómo nos ha ido con las infraestructuras, que nos han despreciado y nos han ninguneado respecto de otras comunidades autónomas. Ya sabemos cómo nos perjudica el sistema de financiación autonómica y que Aragón no ha tenido peso en Madrid. Hay que hablar de tú a tú al Estado para defender los derechos de los aragoneses, gobierne quien gobierne en Madrid y en Aragón.

-¿Qué opina de la expansión de las estaciones de esquí?

-Defendemos de forma entusiasta el esquí como principal producto turístico de Aragón. Tenemos que mejorar las estaciones, los accesos, conseguir una gestión conjunta para ampliar el dominio esquiable. Pero sin arrasar parajes de los que somos depositarios, como Canal Roya. Por eso estamos en contra de una unión física de las estaciones entre el valle de Tena y el del Aragón.

-¿Cree que se hace lo suficiente por las lenguas de Aragón?

-No hubo política lingüística hasta que llegó Chunta al poder. De hecho, el aragonés y el catalán de Aragón no han muerto gracias al asociacionismo. Para CHA era imprescindible que el Gobierno de Aragón tuviera una dirección general de política lingüística y conseguimos que la hubiera. Esto no ha caído del cielo, es una exigencia mía para entrar a formar parte del Gobierno. Porque lo importante no es que haya una ley de lenguas, sino una política lingüística.