Aurel Truta (PP), el único alcalde rumano de España, se presenta a la reelección en Páramo de Boedo, un pueblo palentino de 126 habitantes que ha gobernado en esta legislatura con la convicción de que "los alcaldes de pueblo tienen que hacer gestión y no política".

Tiene 42 años y dos hijas de 3 y 10 años, una empresa de construcción y las cosas muy claras, aunque nunca pensó que sería alcalde y mucho menos de un pueblo de Palencia, porque Aurel Truta nació a más de 3.000 kilómetros, en la ciudad rumana de Alba-Iulia.

En entrevista con la Agencia Efe, que transcurre en el salón de plenos de su ayuntamiento, presidido por una foto suya con don Felipe y doña Letizia en una recepción en el palacio de la Zarzuela con el presidente de Rumanía Klaus Iohannis a la que fue invitado como único alcalde rumano de España, el regidor repasa ese viaje de su Rumanía natal a tierras castellanas.

Cuenta que el destino lo trajo hace casi ya dos décadas a este país en busca de una vida mejor y oportunidades laborales. Y después de recoger aceitunas en el sur, trabajar en hostelería en Benidorm, abrir su propia cafetería en Alcalá de Henares y fundar una empresa de construcción en Madrid, decidió asentarse en la provincia de Palencia.

Las casualidades de la vida le dieron trabajo en San Cristóbal de Boedo, donde hizo la obra de una casa rural, y decidió comprar la suya propia en el pueblo vecino, Páramo de Boedo, donde llegó hace 12 años con la intención de quedarse y de integrarse. Un municipio que, en solo una legislatura, la suya, ha pasado de tener 98 a 126 habitantes. Y eso en pleno epicentro de la España vaciada.

Un crecimiento que se ha notado en el censo electoral y que en estas elecciones municipales de mayo da derecho a sus vecinos a elegir cinco concejales y ensanchar la representación municipal que hasta ahora ostentaban dos ediles del PP y uno del PSOE.

En estos cuatro años, Aurel Truta (PP) ha conseguido "más o menos" todo lo que llevaba en mente cuando se lanzó a esta aventura. "Y algo más de lo que estaba previsto", añade. Tanto en Páramo como para los dos municipios que dependen de su ayuntamiento, Zorita del Páramo y Villaneceriel.

Asegura que la gestión municipal no le ha resultado difícil porque siempre ha recibido "buen trato" de todas las administraciones a las que ha pedido ayuda en este tiempo, la Diputación de Palencia, el Obispado o la Confederación Hidrográfica del Duero.

Pero sobre todo agradece la ayuda que le han prestado los alcaldes de los municipios vecinos, que le han aconsejado y enseñado cómo hacer trámites y a qué puertas hay que llamar para solicitar todo lo que necesita un pueblo como este que vive fundamentalmente de la agricultura y la ganadería.

"Siempre me han tratado bien y me han ayudado mucho, sobre todo al principio", sostiene, asegurando que en estos cuatro años ha aprendido "a pedir" pequeñas cosas para su pueblo a todas las instituciones.

Entre sus logros destaca la canalización del agua en Zorita del Páramo -que "tenía las tuberías muy antiguas"-; las obras de la iglesia de Nuestra Señora de la Natividad; el arreglo del camino entre Páramo de Boedo y Villaneceriel; o la limpieza del cauce del río Boedo, que llevaba más de 30 años pendiente de un aseo.

Pero de lo que más orgulloso está es de que su pueblo haya crecido y de que en esta legislatura hayan nacido dos niños, entre ellos su hija, haciendo que sean hasta cinco los chavales que alegran el pueblo.

Cuando se le habla de la campaña electoral responde que la política no es lo suyo, porque nunca tuvo intención de participar en política ni en un partido, pero sus vecinos le animaron, decidió dar el paso en las filas del PP porque "las ideas importan", y la sorpresa fue conseguir mayoría absoluta.

"Es muy gratificante ver que la gente te quiere", asegura dejando claro que no es "un político que vive de la política", porque en los pueblos pequeños los alcaldes no cobran un solo euro por su dedicación, concluye.EFE