La planta noble del Ayuntamiento de Zaragoza ayer parecía arrasada por un tsunami electoral que ha puesto patas arriba todo un proyecto de la confluencia de Zaragoza en Común (ZeC) que ayer mismo analizaba su nueva realidad por la tarde, en la reunión de una coordinadora que mañana tiene previsto rendir cuentas ante el plenario. Simpatizantes que quieren oír su análisis de un batacazo en toda regla, al pasar de nueve concejales y gobernar la ciudad a tener solo tres y ser una oposición irrelevante con sus votos, que deja al equipo de Pedro Santisteve muy tocado y su propia continuidad en el aire.

El día después de la cita con las urnas solo la concejala Elena Giner, que ni siquiera estaba en listas pero que ha participado de la coordinación en la campaña, hablaba abiertamente de un resultado «difícil de digerir» ante el que urge reaccionar. «Nos podíamos imaginar que el escenario no sería bueno, sobre todo por no ir juntos con Podemos, pero no tanto. Tenemos que analizar la situación y ver cómo nos recolocamos en esta posición», explicaba. Lo único que no cambia es su voluntad de hacer «oposición firme» a cualquiera de los hipotéticos gobiernos que se conformen, tanto el de las tres derechas (PP, Cs y Vox) como el de PSOE-Cs. «Ninguno de ellos era lo deseable pero frente a eso tenemos que seguir defendiendo lo que se ha hecho durante estos cuatro años», apuntaba la edila.

Pero toca mirar hacia dentro, hacer autocrítica -«nunca hemos dejado de hacerla en ZeC», añadía-, hacer un análisis exhaustivo y asumir responsabilidades o, como mínimo, «reorganizarse y ver qué rol asumen las personas que se quedan». «No tomaremos decisiones drásticas o precipitadas», anticipaba Giner, que en lo referente a Santisteve señalaba que está «afectado y triste por el resultado pero siente el apoyo de una base social que no se ha perdido». A la confluencia y a su persona como símbolo de esta plataforma colectiva. «Hacen falta días para recolocarse», apostillaba. Y es que los plazos para ZeC no son tan exigentes, ahora que no van a participar de ninguna negociación por la gobernabilidad.

El momento actual para ellos, más centrado en las «sensaciones y análisis» de lo que ha sucedido en las urnas y su futuro en el consistorio, pasa por darse una explicación a las razones que pueden estar tras este fiasco como, a priori, «la desmovilización de la izquierda», el «clima tan duro de crispación de estos cuatro años» de mandato, la influencia del debate estatal y la «relajación que sí ha habido con Vox en estas elecciones porque se pensaba que no entraría en el consistorio».

Demasiados frentes abiertos para polarizar el debate en si Santisteve decide continuar o no, o en quién le puede tomar el relevo si se marcha en un grupo municipal muy debilitado y con otro objetivo en mente: sobrevivir.