Era la primera vez que las militancias de Chunta e IU, sumadas a los representantes de la izquierda social de Aragón compartían mitin. Compartieron espacio en una sala abarrotada una mezcla de banderas, de tres, las de CHA, las de IU y alguna de la república. El fallecido José Ántonio Labordeta sirvió de hilo conductor al acto, nombrado con reverencia --cómo no-- por los nacionalistas, pero recordado también sin complejos por los de IU. Hasta por Cayo Lara, que comenzó su intervención entonando eso de somos como esos viejos árboles, unos versos anclados en su memoria, dijo, de los tiempos de la fundación de COAG.

El público, entregado, se enfrió cuando desde la tribuna le pidieron no ondear banderas. ¡En un mitin! Tapaban la visión de las cámaras de televisión. Con las estrecheces, alguno se cansó de estar de pie y se marchó antes de acabar, no sin antes gritar "Cayo, presidente". Pero la batuta del acto la llevó el profesor de Filosofía de la Universidad de Zaragoza Juan Manuel Aragüés. Fue él quien en mitad del acto exclamó "¡Salud y República!", bandera en mano. "Ya era hora, que ha tenido que pasar una hora para que lo digáis", le contestó algún impaciente desde el público. Porque los mensajes más propios de cada formación se dejaron aparte. "Es hora de sumar y multiplicar", como dijo Cayo Lara.

Lo que sí se multiplicaron fueron las intervenciones. Lara, Ibeas, Sanz y llegó el turno del cabeza de lista, Chesús Yuste, que se gustó y consumió bastante más tiempo que los demás. Se metió al público en el bolsillo con su concepto del Rubaljoy, el candidato intercambiable.

Cuando pidió a los demás que subieran al escenario se despejó la incógnita (¿la había?) sobre la canción del cierre. El Canto a la libertad, en versión gaita eso sí, fue entonado por toda la sala. Alguno se quedaría con ganas de oír la Internacional.