No es que yo no le crea. Es que no le cree nadie. Claro que hay diálogo y negociaciones con ETA". La seguridad con la que Mariano Rajoy desprecia los desmentidos del presidente José Luis Rodríguez Zapatero muestra hasta qué punto media un abismo entre los dos.

Rajoy resume la política terrorista como un "guirigay en el que se ha metido Zapatero y del que ahora no sabe cómo salir". Y concluye que su rival político está en "la peor de las situaciones en las que puede verse un presidente del Gobierno: que su palabra ya no vale".

En una charla informal que ayer mantuvo en Cáceres con los periodistas que siguen su campaña electoral, Rajoy dijo que el jefe del Ejecutivo se encuentra entre la espada y la pared pero no puede culpar a nadie más que a sí mismo. Que Zapatero niegue haber enviado emisarios para reunirse con el entorno etarra, a él le da igual. Como le da igual pecar de incongruente cuando afirma: "Claro que siguen las conversaciones, lo que pasa es que ETA no está de acuerdo porque Zapatero no ha cumplido".

REUNIÓN EN LA MONCLOA Su desconfianza hacia él es total y en ese clima enmarca su próxima reunión de junio en la Moncloa. Irá para escuchar, como siempre, y para decirle que no está de acuerdo en nada. Pero saldrá como las otras veces. Porque sin confiar en el interlocutor, el diálogo no sirve de nada.

De lo que está más satisfecho es de haber visto cumplidas sus predicciones. A Rajoy le molesta mucho que le acusen de exagerar. Y ahora cree percibir que la mayoría de la sociedad piensa como él y le da el crédito que niega al socialista. Está convencido de que los españoles entienden que si Arnaldo Otegi no fue juzgado, Iñaki de Juana Chaos no está detrás de los barrotes y 123 listas de Acción Nacionalista Vasca (ANV) pueden concurrir el 27-M no es por decisiones judiciales, sino porque lo ha querido Zapatero.

Entre esos españoles, el PP engloba a muchos socialistas y anticipa ya un trasvase de votos en las próximas elecciones generales. Por la tarde, en el mitin que ofreció en un abarrotado polideportivo de la ciudad, Rajoy recordó que él ha defendido su opinión en solitario durante mucho tiempo en el Congreso "y algunos no lo entendieron, pero ahora son mayoría los que entienden que nuestra postura era digna". Hasta cuando recordó que intentó convencer a Zapatero de que el proceso de paz acabaría mal, empleó tono de satisfacción. "Intenté convencerlo; no pude. Ahora solo le queda una opción, decir que se equivocó y rectificar".

También reconoció que la situación de la política vasca está convirtiéndose en el centro de la campaña y no deja hueco a otras cuestiones que --dice--, él quiere introducir. Como las infraestructuras. Y prometió unir todas las capitales y ciudades mediante el AVE. A 350 por hora.