NACIMIENTO ZARAGOZA, 5 DE DICIEMBRE DE 1958.

ESTADO CIVIL TIENE PAREJA Y DOS HIJOS.

Desde hace 24 años, transporta cada día a cientos de personas que cogen el bus urbano. El zaragozano Javier Anadón asegura que le encanta su profesión, pero no "las condiciones de trabajo" en las que desarrolla su labor. Por eso, combina su oficio con el de miembro del comité empresarial de TUZSA.

"Si tuviera la varita mágica de un presidente, crearía un consorcio para que fuera la Administración la encargada de gestionar el transporte público. Las empresas privadas, por su propia idiosincrasia, buscan ante todo obtener beneficios y eso a veces es difícil de compaginar con un buen servicio al ciudadano", asegura.

Anadón considera que los tiempos establecidos para cubrir los trayectos son insuficientes, y eso genera a menudo a los conductores "una sensación de estrés que acaba pagando el usuario". "Nosotros somos quienes damos la cara, pero esa presión para cumplir los horarios nos impide tratar más amablemente a la gente", opina.

También se muestra partidario de crear un único tipo de billete para todos los autobuses de Zaragoza y alrededores y de "fomentar más" el transporte público, a través de la creación de más redes ferroviarias de cercanías y de la potenciación de la red tradicional. "El AVE está bien, pero es para gente con un alto poder adquisitivo", señala.

Si fuera presidente, Anadón reduciría "al máximo" el gasto en armamento y destinaría esos fondos "a mejorar infraestructuras sanitarias": "Todas las tropas desplegadas en el extranjero deberían regresar a España ya. No hay que meterse en camisa de once varas".

Como sindicalista activo, afirma que modificaría la legislación laboral y permitiría "exclusivamente" dos tipos de contrato: los indefinidos y los parciales "en aquellos casos excepcionales y muy justificados".

Y una de sus medidas más controvertidas pasaría por "posibilitar el derecho a la autodeterminación de aquellas comunidades en las que sus ciudadanos lo deseen libremente". "Aboliría la Ley de Partidos y fomentaría el diálogo como vehículo para acabar con la lucha armada. La actuación policial no erradicará el problema del País Vasco, que es de índole cultural", concluye.