Queda poca más de un mes para que las luces de la Sala Mozart se apaguen y empiecen a sonar los primeros acordes de la cantata Partículas. Esta es la obra que se escuchará en los conciertos de la sexta edición de Cantania, un programa educativo impulsado por el Departamento de Educación del Gobierno de Aragón, con la colaboración de Fundación Ibercaja y el Ayuntamiento de Zaragoza.

El programa Cantania se dirige a escolares de 4º, 5º y 6º de Primaria de toda la comunidad y tiene como principal objetivo acercar a los escolares la música y el canto coral. Este curso participan estudiantes de 99 centros educativos, que ofrecerán un total de siete actuaciones del 17 al 20 de mayo en el Auditorio de Zaragoza, con la participación de 700 escolares en cada una de las actuaciones.

Los conciertos del programa Cantania son solo el punto y final del gran trabajo que se lleva desarrollando durante todo el curso en los centros educativos participantes para «ayudar a los más jóvenes a familiarizarse con la música, que aprendan a trabajar su voz y a formar y perfeccionar su expresión artística».

Así lo explica Margarita Celma, coordinadora del Programa Cantania, para quien la formación musical tiene una gran importancia en el mundo actual, «ya la tenía en la antigua Grecia y la va a seguir teniendo durante los próximos años». Y es que, a través de la música, se puede aprender también matemáticas, lengua o ciencias, así como otras competencias importantes para la vida tanto dentro como fuera del aula, como la fuerza de voluntad, el trabajo en equipo, las emociones o la creatividad.

«La música es muy importante y además puede ayudar a vertebrar el proceso de enseñanza y aprendizaje de otras asignaturas. La música forma las emociones, forma en valores y nos forma como personas. Hay muchos elementos que podemos utilizar en favor de la educación que se encuentran en la música y en las disciplinas artísticas. Es bueno para el alumno y para que se forme de una manera íntegra», afirma la coordinadora de Cantania.

Dentro del programa, los alumnos preparan una cantata inédita que posteriormente interpretan en un gran concierto acompañados de una orquesta profesional, solistas y un director de escena. La parte cantada de la representación recae en el coro, compuesto por cerca de 700 niños de distintos centros educativos, que son los protagonistas con sus voces, ritmos y movimientos.

Según Margarita Celma, «la importancia del programa no reside tanto en la actuación final, sino en el proceso que se lleva a cabo a lo largo de todo el curso», donde los jóvenes aprenden una serie de canciones que después van a cantar en público, pero también cómo es el proceso de creación de un espectáculo musical; en palabras de Celma, «cómo se gesta la música». Los alumnos preparan el repertorio dentro de la asignatura de música, en horario lectivo y en ella participan todos los miembros de la clase.

Además, para el alumnado es un privilegio poder cantar en la Sala Mozart del Auditorio de Zaragoza, que tiene una acústica excelente y por donde han pasado los mejores músicos. Según Celma, «aquí se les trata como a la élite y también atraemos público a este escenario tan importante de la ciudad. Es una forma de poner en valor su trabajo y también la propia música».

Para que el programa sea posible, durante el curso los profesores de música de los centros participantes reciben tres sesiones de formación sobre recursos vocales y dirección de coros, donde trabajan específicamente los fragmentos de mayor dificultad y los movimientos escénicos, ya que en Cantania no solo se trabaja la voz y el canto coral, sino también la expresión corporal y artística del alumnado.

Ya en la primera sesión, los docentes conocen el texto y partituras de la cantata, y reciben una programación didáctica con actividades para realizar en el aula. Cada año se estrena una cantanta diferente, compuesta para la ocasión, y se trabajan distintos estilos de música, antiguos y contemporáneos.

Una vez en clase, los profesores de música introducen estrategias de aprendizaje de la cantata y se apoyan en el proceso a través de los profesores de otras asignaturas. Por ejemplo, en esta sexta edición, la cantata Partículas habla sobre el origen del Universo, por lo que «es una buena oportunidad para que los jóvenes trabajen este tema en clase de ciencia, ya que este es un programa interdisciplinar en el que pueden intervenir distintas materias», apunta Margarita Celma.

En la tercera sesión formativa del profesorado, se hace una puesta en común de cómo se ha trabajado en el aula, e incluso se lleva a uno de los centros educativos participantes al auditorio para realizar una clase en directo donde los profesores aprenden nuevas estrategias y conocen metodologías innovadoras para trabajar la música con su alumnado.

Una gran acogida

A lo largo de las seis ediciones celebradas en Aragón, el programa Cantania no ha dejado de crecer en participación, pasando de dos conciertos en su primer año a los siete que se van a realizar este mes de mayo. También el número de alumnos participantes ha aumentado. Este curso son un 40% más que el año pasado, cuando se llevaron a cabo cinco actuaciones en la capital aragonesa.

El éxito de Cantania se debe, por un lado, a su calidad, avalada por los servicios educativos de L’Auditori de Barcelona. Además, según Celma, la participación del profesorado es otra de las claves de su buen funcionamiento. «Ellos son sin duda una parte importantísima, protagonistas totales», apostilla.

Podría decirse que si Cantania no existiera habría que inventarlo. «El programa se ha convertido en «un punto de encuentro para toda la comunidad educativa aragonesa, pero sobre todo para los maestros de música. A través del programa surgen muchas ideas a través del programa en los centros y proyectos que están llevando a cabo los profesores», comenta la coordinadora del proyecto.

La valoración por parte de los alumnos es también muy alta. Celma cuenta que «ellos salen encantados después de realizar esta experiencia, y eso les da una nueva visión sobre la música, como ocio y como asignatura. Cambia su modo de entenderla, se convierte en una filosofía de vida. Y de eso se trata, de que entiendan la música y empiecen a valorarla».

Además, otra de las finalidades es que los alumnos comprendan que aprender música es útil. «Queremos que recuerden esta experiencia, que sientan que la música sirve para algo, y si además conseguimos crear nuevos públicos, estupendo. Es muy importante porque la música no son solo intérpretes, también son compositores, público, etc. Sin esos pilares, la música se cae», afirma.