Tras el fin de la Segunda Guerra Mundial y con la aparición de internet, se inicia en el mundo un proceso conocido como globalización que supone la eliminación de barreras virtuales y físicas para que las personas y las empresas puedan comunicarse libremente, hacer negocios e intercambiar mercancías por todo el mundo.

En los últimos años, se han multiplicado el número de acuerdos entre países y grupos de países con el objetivo de hacer una economía más global y facilitar la circulación de mercancías. Un ejemplo es la Unión Europea y cómo, en el marco de la UE, las mercancías se mueven libremente. Fuera de aquí, a nivel global, también existen acuerdos entre países para facilitar la libre circulación de mercancías, lo que se consigue eliminando los impuestos a los que está sometida una mercancía que procede de un país distinto al nuestro.

«Si un país puede acceder a materias primas, bienes y tecnología de otros países, eso hace que la propia industria del país sea más competitiva, porque te puedes proveer de tecnologías y medios de producción que sean más eficientes y más económicos de los que tienes a tu disposición en tu territorio», explica Nieves Ágreda, subdirectora de la Cámara de Comercio e Industria de Zaragoza.

Para la también responsable de mercado exterior de la institución, facilitar el comercio internacional repercute en un incremento de la competitividad a nivel global. «Todos los países tenemos industrias más eficientes, más innovadoras y con mayor desarrollo tecnológico, y a precios más baratos, lo que facilita el consumo. Al final, lo que se consigue es un mayor desarrollo a nivel global», asegura Ágreda.