A la hora de leer, el masculino hace referencia a ambos sexos.

Un desastre es lo que somos. Quizás y sólo quizás, si hubiese sabido que esto sería tan cruel, tal vez habría decidido no crecer y seguir siendo una niña.

La bondad es una ventana que alguien olvidó abrir. No sé lo que está pasando, pero sé perfectamente lo que está pasando. ¿Por qué razón matan animales por diversión? Los condenan a estar enjaulados toda una vida para rellenar nuestra nevera.

¿Por qué razón los hombres están en el escalón más alto y nosotras en el último, donde solo somos una canica y nuestra presencia se percibe solamente con dos kilos de maquillaje y un vestido ceñido para marcar?

¿Por qué blanco sí y negro no? Evidentemente, cuando hablamos de economía esto último es lo menos importante, sobre todo si nos beneficia. Sí, son unos zorros muy astutos y se enorgullecen, pero sus corazones siguen siendo un desierto.

No sé si la crueldad del ser humano cada vez me sorprende más o, visto lo visto, cada vez me sorprende menos.

No merezco que el miedo se vuelva rutina a la hora de volver a casa. Quiero sentirme fuerte y que la debilidad no se apiade de mí. Necesito caminar tranquila y no volverme cada cuatro pasos por la inseguridad que me rodea. Ojalá la música rebotara en mi cabeza al regresar, pero lo único que escucho son las llaves en mi mano agarradas con fuerza para sentirme algo protegida. Suena extraño para ellos, pero recurrimos a cualquier método de defensa.

Esta ciudad es un pueblo, donde la gran mayoría parecen las vecinas que se reúnen para dar vida a la habladuría, y los demás parecemos el tonto del pueblo por tener una mentalidad diferente y abierta.

Los ojos están centrados en nosotras o en ellos. Por supuesto, que dos personas del mismo sexo estén cogidas de la mano o mostrándose amor en público es todo un espectáculo. En ese instante, tu intimidad deja de ser tuya para ser la de ellos. Pierdes el respeto de la sociedad en menos de un segundo, aunque una parte de ella tampoco merece el nuestro: caras de desprecio, insultos inadecuados, gestos repugnantes... Pero no acaba ahí, hay una necesidad destructiva enormemente compulsiva, y un buen día paseando con tu pareja puede acabar en una tragedia por una agresión homófoba. He crecido en un lugar donde querer da miedo.

Este mundo necesita sangre nueva; la gente que tiene cara de sol no se quema, sin embargo, no todos nos deslumbran con su luz.