Las partículas contaminantes pueden tener diferentes composiciones y tamaños. Las PM10 tienen un diámetro menor de 10 micras y pueden llegar hasta la tráquea, los bronquios y los bronquiolos. Las PM2,5 o partículas finas, son de menos de 2,5 micras de diámetro y pueden alcanzar los alveolos pulmonares. Las ultrafinas, menores de 0,1, alcanzan la circulación sanguínea y órganos como el cerebro, atraviesan la placenta y llegan hasta el feto en el caso de las embarazadas.

Estas partículas pueden ser óxidos de nitrógeno que se originan sobre todo por el tráfico de vehículos diésel. Son nocivos por sí mismo y precursores de otros contaminantes, como el ozono. El ozono es un gas que se genera en la atmósfera por la presencia de estos compuestos y la acción de la radiación solar. Otros contaminantes atmosféricos son los óxidos de azufre, los compuestos orgánicos volátiles, los metales pesados, los hidrocarburos aromáticos policíclicos, el monóxido de carbono, etc.