Los contaminantes pueden ser de fuentes naturales y de origen humano. Los que se emiten directamente desde los focos de emisión son denominados contaminantes primarios y proceden en su mayoría del transporte, la industria, las calefacciones domésticas, la agricultura, la ganadería, etc.

Los denominados contaminantes secundarios no los emitimos directamente, sino que se forman en la propia atmósfera cuando algunos de los contaminantes primarios, en contacto con la radicación solar, producen reacciones químicas. El ozono es un contaminante secundario.

Según la meteorología, el terreno y el diseño urbanístico de las ciudades, los contaminantes se difunden y dispersan en la atmósfera de una manera u otra. Se conoce como inmisión a la concentración de contaminantes en un punto a consecuencia de las tasas de emisión y de los fenómenos de difusión. Es la cantidad de contaminación que se mide y se respira.