La temperatura global aumenta, los océanos se calientan, el nivel del mar sube y se incrementan los fenómenos meteorológicos extremos. El cambio climático ha llegado y se está acelerando más rápidamente de lo que muchos esperaban, una situación que los científicos califican ya de emergencia medioambiental.

«Solo nos quedan 15 años para que el proceso de elevación de la temperatura media del planeta sea irreversible», afirma María José Montesinos, de la comunidad #PorelClima. «O frenamos ya las emisiones o después ya no será posible. Será como jugar esos minutos finales de un partido en los que el juego aún no se ha acabado pero la diferencia en el marcador es insalvable», explica.

Según Montesinos, de continuar la tendencia actual, el aumento de la temperatura del planeta a finales de este siglo alcanzará los 3 grados centígrados, «lo que afectará de forma irreparable a las condiciones de vida de la especie humana».

Por todo ello, la edición 25 de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (COP25) que organiza Chile y que va a celebrarse en España del 2 al 13 de diciembre, está considerada la última oportunidad para evitar la catástrofe medioambiental que nos amenaza.

Es «imprescindible» que se celebre, dice la representante ecologista, ya que de esta cumbre debe salir un nuevo acuerdo de emisiones de gases de efecto invernadero entre países que permita frenar el calentamiento global.

La cumbre mundial por el clima empezó a organizarse en Madrid a principios de octubre, después de que Chile renunciara a ser la sede por la inestabilidad política del país y la ONU aceptase la oferta del gobierno español.

De esta manera, nuestro país se ha convertido en anfitrión inesperado de uno de los acontecimientos políticos más relevantes del año, dada la gran repercusión mediática que han tenido en los últimos meses las diversas concentraciones a favor del medio ambiente que se han producido en todo el mundo, y por supuesto, los discursos de la joven activista sueca Greta Thunberg.

En la COP 25 habrá encuentros que podrían cambiar el rumbo energético del planeta y que darán continuidad al Protocolo de Kioto y a los Acuerdos de París del 2015. Durante esta cita, explica Montesinos, los cerca de 200 países participantes deben hacer oficiales sus objetivos de reducción de emisiones para los próximos cinco años y comprometerse a cumplirlos a partir de enero del 2020.

Desde la plataforma #PorElClima, consideran que «de esta COP 25 debe salir un compromiso real de los países para reducir un 55% las emisiones en el 2030 y llegar al carbono cero en el 2050», que son los objetivos que se están proponiendo desde la Unión Europea y que España ya ha asumido.

Para alcanzar esas metas, destaca su portavoz, «las acciones climáticas para estos cinco años deben ser ambiciosas y llevarse a la práctica, ya que arrastramos un gran retraso con las reducciones de emisiones que fueron planteadas en el Protocolo de Kioto de 1997».

Ocuparse de esta cumbre puede ser también un gran altavoz para visibilizar la posición de nuestro país en la lucha contra el cambio climático, ya que el anfitrión de la cumbre influye en sus resultados. «Que de la COP21 saliese el Acuerdo de París, el primer acuerdo vinculante mundial sobre el clima, que firmaron 195 países, seguramente tuvo mucho que ver con el buen hacer que siempre se ha reconocido a la diplomacia gala», sostiene Montesinos.

Última llamada

La COP25 llega a Madrid en un momento de crisis climática declarada y con EEUU, uno de los cuatro principales países emisores del mundo (junto a Rusia, India y China), fuera de los Acuerdos de París. «Los datos científicos que demuestran la emergencia climática son ya abrumadores y la sociedad se ha dado cuenta», constata la representante de #PorElClima. El Eurobarómetro del pasado mes de septiembre situaba la emergencia climática como la segunda preocupación más importante de los ciudadanos. En nuestro país, 9 de cada 10 españoles considera la crisis climática como un problema muy grave.

Prueba de ello son también las protestas de colectivos como Fridays For Future, impulsado por Greta Thunberg, o Extinction Rebellion, muy críticos con la inacción de los gobiernos, que han contribuido a colocar la crisis climática en lo más alto de la agenda política.

Para Montesinos, aunque con contradicciones o errores puntuales, se trata de iniciativas que «han facilitado un cauce para hacer visible esa preocupación ante los poderes públicos, que han notado esa presión popular y sentido que debían acelerar el ritmo de sus acciones climáticas». Una última llamada para que los países mantengan por debajo del umbral de los 2 grados el aumento de la temperatura global. Una barrera que, de traspasarse, conllevaría graves daños para el clima y los ecosistemas terrestres según advierten los científicos.