La lista de desastres naturales que por desgracia se han llevado cientos y miles de vidas es amplia, pero hay varios que han pasado a la historia. Pueden estar provocados por diversos fenómenos, pero los más devastadores están originados por huracanes, terremotos, tsunamis, erupciones volcánicas e inundaciones. Además, varios de ellos están relacionados entre sí.

En el año 2004, un terremoto de magnitud 9.3 en la Escala de Richter (el máximo es de 10) con epicentro a 120 kilómetros de Sumatra produjo una serie de tsunamis terriblemente devastadores que asolaron el sureste asiático, en las costas del Océano Índico. En él, se estima que fallecieron alrededor de 275.000 personas, más los millones de afectados y, como sucede en estos casos, la reconstrucción y la vuelta a la normalidad fue lenta y costosa.

En cuanto a los terremotos, y como curiosidad, en Chile se produjo uno de 8.8 grados en el 2010 que dejó 500 fallecidos. Por el contrario, en Haití en el mismo año, uno de magnitud 7 y sus réplicas acabó con la vida de más de 300.000 personas y con el país roto en todos los sentidos. Un ejemplo de la importancia de la prevención y de las diferencias entre países. Otros muy fuertes del siglo XXI fueron los de Sichuan (China, 2008) con 70.000 muertos, Cachemira (Pakistán e Irán, 2005), que dejó 80.000 fallecidos y el de Japón en el 2011, de escala 9 que produjo un tsunami, olas de 40 metros, casi 20.000 muertes y el desastre nuclear de Fukushima.

En cuanto a los huracanes, este año está siendo especialmente duro para Centroamérica y el sur de Estados Unidos. Irma y María, entre otros, han golpeado con fuerza, pero el Katrina, en el 2005, rompió los diques de contención de Nueva Orleans, dejándola inundada y fue especialmente devastador. La cifra estimada de daños se calcula que fue de unos 108.000 millones de dólares. A lo largo de la historia, tornados y volcanes también han sembrado la destrucción. Por mencionar un caso icónico, la erupción del Vesubio en el 79 d.C. sepultó las ciudades de Pompeya y Herculano en Italia. De hecho, para los estudiantes es una visita tan interesante como obligada ya que allí se respira histori. De todos modos, en el Siglo XXI se está aumentando la fuerza y la devastación de los efectos, algo muy preocupante y peligroso.