Era un día normal por la mañana, pero cuando abrí la puerta, me acordé de que había un examen hoy: ¡¿Qué iba a hacer?! No había estudiado nada y encima era de... ¡Mates! RIP David.

Me puse a estudiar y a pensar que, si suspendía, mis padres no me comprarían nada. ¡Ay, qué mala suerte! Y que tenía que exponer oralmente y... ¡Aaaaaaaa!, no podía hacer todo. Fui al autobús, que si no, no llegaba. En el bus uno me empujó y se me cayó todo, ¡qué día!

Me desperté de la pesadilla y dije: «Hoy saco un diez».