Y recuerdo a esa niña, tan claramente como si fuese ayer. Sus dos coletas orbitaban de mundo en mundo. Ella era la única que estaba ahí, eliminó de su mente a todas las personas, un mundo entero solo para ella. La verdad es que suena algo egoísta, pero...

A veces resulta ser algo beneficioso. Imagínatelo, tú, toda la materia de tu alrededor para ti, y nadie más. Olvidarías todo, no habría guerras, no habría personas molestas, solo tú. ¿Qué? ¿Ya te lo has pensado? Sería perfecto, ¿no?

Piénsalo por última vez. ¿De verdad crees que la paz y la felicidad se consiguen estando solo? No, ¿cierto? Normalmente siempre hemos necesitado que alguien nos de cariño, amor, tranquilidad. etc. Pero, ¿y si ese alguien no existe?, ¿y si estas solo pero tú mismo te haces imaginaciones de que estas con personas? En esta vida todo fue, es y siempre será posible. Puede que exista el fin del mundo, o mejor, puede que sea mañana. De locos, ¿verdad?

El término de «diferentes mundos» no quiere decir que cada uno habitemos en un mundo distinto a los demás, físicamente. Quiere decir que, por muy parecidos que seamos, todos estamos en diferentes mundos psicológicamente, cada uno con sus preguntas, cada uno con sus pensamientos. Seguramente tú, el lector de este relato, tengas muchísimas preguntas que nadie sabe responder, y que se convierten en dudas.

¿Y porque no las sabe responder nadie? Pues digamos que esas preguntas vienen de nuestros propios pensamientos, y como bien ya he dicho, nadie puede responder a ellas, ya que cada uno tenemos mundos diferentes de ideologías raras, preguntas sin respuestas, dudas sin resolver. Sinceramente, ¿has llegado alguna vez a pensar en lo que somos?, o mejor dicho, ¿en lo que tú eres? Si, eres una persona hecha de músculos, huesos y tendones, una escultura con vida, de distintos sentimientos y razonamientos. Pero, ¿de verdad ves en lo que te estas convirtiendo?

Imagínate, una clase, la mayoría tienen una edad de 13 a 15 años. La mitad de la clase fuma, y tú, eres de la otra mitad que no lo hace. ¿Te dejas llevar, o de verdad quieres seguir por el buen camino? Piénsalo, digamos que tienes 14 años. ¿De verdad vas a dejar que tras 14 años estando sano, venga alguien que fuma, y haga que tú también lo hagas?

A veces no pensamos muy bien las cosas. Normalmente, somos nosotros mismos quienes creamos nuestros propios destinos, aunque no te lo creas. Si a los catorce años ya fumas, te dejaste llevar, ¿qué pasara tras esto?

Bueno, intentaremos deducir tu destino. Ese día fumaste, maña habrá una fiesta donde hay alcohol, te pones a beber como loco, y al cabo del tiempo, a parte de fumar eres alcohólico. Pasa alrededor de un año, y un amigo te ofrece drogas. Pruebas, te gusta, ¿y qué ocurre? Ahora también eres drogadicto.

Pero tranquilo, solo a cuatro de cada diez personas les ocurre esto. ¿Quién sabe? Puede que ni siquiera llegues a vivir todo esto.

Con todo esto puedes ver que pensando en el presente y viendo el futuro, puedes evitar los malos errores que todos cometemos, y que al final todos acabamos con la misma oración en mente: «Podría haber no hecho esto… Si no lo hubiese hecho, nada de esto habría ocurrido».

Y tu seguramente habrás pensado en esto cientos de veces, pero seguramente vuelves a tropezar con la misma piedra. ¿No te arrepientes? Si hubieses utilizado un poco el cerebro, habrías visto que hay distintas opciones a parte de la de fumar, beber y drogarse, entre otras.

Y al fin, ahí seguía la niña de las dos coletas, tan tranquila en su mundo, pensando en que en cualquier momento podría salir de él y entrar en otro diferente. Y tú, ¿en qué mundo estás?