El amor es maravilloso. Adoras contemplar a la persona de la que estás enamorada; la tienes en un pedestal. Ves el mundo de color rosa y parece que estás en las nubes. Todo muy bonito, hasta que llega el momento en el que no aguantas más y necesitas decírselo. Reflexionas, porque es algo que a ti te parece muy importante y debes pensarlo bien. Lo tienes todo controlado, cada palabra, cada pausa, cada entonación; sabes perfectamente lo que le vas a decir. Estás muy segura de ti misma, lo vas a poder hacer. Le dices que tienes que hablar con ella y entonces, confirmáis una fecha para quedar. Llega el día y en tu interior hay una mezcla de sentimientos, pero sigues con confianza en ti. Os veis en el sitio acordado y decidís ir a dar una vuelta. Empezáis a hablar de temas variados, pero de repente, suelta: -Oye, ¿qué tenías que decirme?-

Te quedas paralizada por un instante, no sabes cómo reaccionar a pesar de haberlo ensayado tantas veces en tu habitación, pero es ahora o nunca, por lo que decides confesárselo de una vez. Le vomitas todo eso que habías estado pensando infinitas veces. Esperas que te corresponda, pero, para tu sorpresa, no es así. Empieza diciendo que no siente lo mismo y acaba con que hay muchos peces en el mar, que ya encontrarás a otra persona. Típico. -¿Cómo no lo había pensado?- Te preguntas. Aquello no estaba en tus planes. Como ya no sabes qué hacer, le respondes con un «lo entiendo», y sin más, te marchas. Sientes que te han disparado una bala en el corazón, y estás a punto de llorar, pero no quieres llamar la atención en la calle, por lo que vuelves a casa y vas directa a tu cuarto.

Te metes en la cama y explotas. Nada tiene sentido para ti ahora mismo. Te aíslas por completo durante unos días. Tu familia y amigas se preocupan por ti, intentan preguntarte, pero no consiguen sacarte nada. El llanto te sirve de desahogo y vas mejorando, pero por mucho que te esfuerces en olvidarlo, esto se te ha quedado marcado y ahí va a estar siempre, porque no era una simple tontería de amor infantil, llevabas enamorada de esta persona mucho tiempo, demasiado, lo suficiente como para que este rechazo se haya tatuado en tu piel. Y así has conseguido investigar a fondo lo que es el amor, y ves que no todo es tan maravilloso como lo pintaban.