No hay ninguna duda. La comunidad científica y los estudios realizados hasta el momento lo confirman: la contaminación mata y lo hace de un modo silencioso. Unas 30.000 muertes al año en España están producidas por la inhalación de partículas contaminantes que flotan en el aire. La contaminación es el principal problema de salud ambiental en Europa y la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) la denomina el «asesino invisible», porque las personas no somos capaces de detectar que hay un nivel de contaminación elevado y eso hace que no nos protejamos como sería necesario.

Aunque no faltan negacionistas del cambio climático y de los efectos que el deterioro medioambiental tiene para la salud humana, la ciencia está ahí para combatir los bulos y las noticias falsas que circulan por la red y que incluso se escuchan a veces en boca de determinados políticos.

Según los datos que maneja la OMS, la contaminación ambiental provoca más de cuatro millones de muertes prematuras al año. En el mundo, según el organismo de Naciones Unidas, nueve de cada 10 personas respiran aire contaminado.

La Agencia Europea del Medio Ambiente cifra en 500.000 las muertes que se producen al año en Europa a causa de la contaminación. «La contaminación del aire tiene efectos importantes sobre la salud de los europeos, particularmente en las zonas urbanas», resalta la agencia en su último informe anual sobre polución. «Sigue siendo el riesgo de salud ambiental más grande en Europa», añade.

La mayoría de estas muertes prematuras se deben a enfermedades cardiovasculares. Las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) son las principales causantes de los efectos nocivos de la contaminación sobre la salud. Estas partículas, procedentes de los vehículos diésel y del uso de combustibles fósiles, son capaces de llegar a los pulmones y al torrente sanguíneo, lo que favorece la aparición de problemas como aterosclerosis (cuando las arterias se estrechan y se obstruyen) y, en último término, los infartos y los ictus.

Mientras que los contaminantes clásicos se han ido reduciendo en Europa en los últimos años, no ha ocurrido así con el ozono. Esta sustancia no se produce directamente al quemar combustibles fósiles o en la industria, pero en estas actividades se generan las sustancias que hacen que, en combinación con la radiación solar, se forme el ozono en las capas bajas de la atmósfera. En países como Italia y España, con mayor radiación social, la cifra de muertes prematuras por ozono es superior.

La OMS y la Unión Europea establecen unos niveles máximos de concentración de contaminantes en la atmósfera. Por encima de esos niveles se considera que existe un alto riesgo para las personas y se han de tomar medidas para reducirlos.

En España, las ciudades están obligadas por ley a medir su nivel de contaminación y a hacer pública esta información a los ciudadanos. Zaragoza dispone de una Red Automática de Calidad del Aire con ocho estaciones repartidas por toda la ciudad en lugares clave, con más tráfico rodado o próximas a zonas industriales.

Estas estaciones recaban datos de los distintos contaminantes en la atmósfera (dióxido de azufre, monóxido de carbono, sulfuro de hidrógeno, etc.) cada cuarto de hora y son puestos a disposición de la población a tiempo real a través de la web municipal. En el panel informativo de la plaza Aragón se ofrecen los niveles medios diarios a las 24 horas.

Zaragoza ‘respira’ mejor

Nieves López, técnica de la red, explica que los niveles de contaminación de la capital aragonesa están «por debajo y a distancia» de los valores límites que marcan las legislaciones europea y nacional.

Zaragoza respira mejor que otras ciudades españolas, debido a que «las emisiones no son excesivamente altas» y a las condiciones meteorológicas de la ciudad. «El cierzo es un factor que dispersa la contaminación y favorece la ventilación», detalla Nieves López, que indica que, incluso en periodos de estabilidad atmósférica, «no tenemos unos valores altos de contaminación».

Según la técnica del consistorio, los contaminantes que más incidencia tienen sobre la salud de las personas son el dióxido de nitrógeno (NO2), la materia particulada (polvo procedente de los alrededores de la ciudad y en ocasiones del desierto del norte de África) y el ozono. Estos tres se miden en todas las estaciones de la red de forma continua. El sistema permite predecir episodios de alta contaminación con hasta 48 horas de antelación.

Además de medir la calidad del aire, para combatir la contaminación en las ciudades es importante reducir las emisiones. En Zaragoza, según cuenta Nieves López, una medida que contribuyó a rebajar mucho la polución fue la creación de los cinturones de circunvalación, «que desplazaron el tráfico del centro de la ciudad a la periferia».

El tráfico rodado, que conlleva el uso abusivo del vehículo particular, es la principal causa de contaminación en Zaragoza con unos 400.000 desplazamientos diarios. «La reducción del tráfico en la ciudad es una prioridad ya que tiene un impacto directo en la salud de la población», indican desde el ayuntamiento. «Para disfrutar de un aire limpio y sano en las zonas urbanas es imprescindible reducir el tráfico», sostienen.