Un grupo de personas, da igual que sean amigos, familiares, compañeros de clase o del trabajo, encerrados en un sitio durante una hora sin poder salir y, para lograrlo, solamente se puede usar una herramienta, la más poderosa de la que disponemos: el cerebro. De esto van las Escape Rooms, una forma de ocio cuyo crecimiento es imparable. En Zaragoza, las más antiguas están a punto de cumplir dos años y, en este tiempo, ya han abierto siete y vamos camino de la octava, un dato que da buena cuenta del boom que está habiendo. Y claro, sin clientes y sin demanda, no habría nuevos locales en los que pasarlo bien.

Para Javier Arenas, de Room 60 (C/ Luis del Valle, 7), es «una nueva forma de ocio en la que la gente, en grupos de 2 a 5 jugadores, quedan encerrados en un sitio y tienen que escapar de él en menos de una hora con ingenio, lógica y trabajo en equipo». De este modo, «se consigue que no sea monótono y que puedan utilizar su inteligencia». Por su parte, según Beatriz Sobrevía, de Clue Hunter Zaragoza (C/ Predicadores, 79), «es una modalidad nueva de ocio que requiere estrujarte un poco la cabeza y sin necesidad de las nuevas tecnologías, a las que estamos tan enganchados».

De este modo, en estos lugares, que suelen tener alrededor de tres a cinco salas de las que escapar (aunque pueden ser más), se plantea una historia con un misterio. Por ejemplo, en la más sencilla (que no fácil) habitación de Room 60, que es El Informe Kauffman, la más recomendable para principantes en el mundo del escape, «se les pone un vídeo que les mete en el papel de unos espías de una organización anónima que han sido reclutados para conseguir el informe de un banquero suizo que descubrió cosas turbias de gente muy importante e influyente, pero se vuelve paranoico y no quiere sacarlo a la luz de momento. Guarda su informe en su despacho y las cámaras de seguridad, atacadas por hackers, dejarán de actuar durante una hora. Por si le ocurre algo y se muere, ha dejado en el despacho varias pistas que llevarán hasta el informe», explica Arenas. Y como este ejemplo, hay temáticas muy distintas. Por ejemplo, en Clue Hunter se puede combinar el mítico juego del Cluedo con salir de una sala inspirada en el Orient Express (un tren que unía a finales del siglo XIX París con Constantinopla, que hoy es Estambul, y que dejó de funcionar en el 2009 por la bajada de la demanda) o buscar un antídoto para escapar con vida ya que habéis sido envenenados. Tantas posibilidades como imaginación haya.

Por eso, «tiene una gran capacidad para sorprender a pequeños y mayores. Vienen desde chavales celebrando su cumpleaños hasta familias pasando por despedidas de soltero o eventos de empresa», cuenta Sobrevía. Para todos ellos supone un gran reto, porque no es nada fácil salir. Dentro de la sala están vigilados por el personal y, si están muy atascados, dan pistas, pero aún así el porcentaje de gente que logra salir ronda el 40-50%, dependiendo de la dificultad y de la pericia del grupo.

Creciente y reciente / Arenas cuenta por qué se decidió a abrir una Escape Room: «Conocía a unos amigos que viven en Valencia que llevan un tiempo con esto y les pregunte un día. Investigué y no había en Zaragoza nada de esto, así que fui para delante. Los primeros en abrir fueron Coco Room y en este tiempo de momento nos va muy bien. Sabíamos que iba a tener éxito seguro». El secreto, según él, es que «es un fenómeno creciente y reciente. Hoy en día, que hay tanto ocio virtual, hay que recuperar el físico. Eres el protagonista de tu propia aventura. La gente adquiere un rol determinado y se sienten otro tipo de persona por una hora, supone un contraste a tanta oferta virtual y es una excusa para juntarse con los amigos y las personas», cuenta. Y añade: «Es original, llama la atención y se huye un poco de lo habitual. Por eso la gente siempre acaba con una sensación positiva cuando termina».

Sobrevía también cree lo mismo, que la clave está en huir del ocio habitual y de lo virtual. «Insisto mucho en que dejen en móvil en las taquillas y que desconecten durante una hora del mundo exterior», afirma. Además, agrega, «llama la atención porque es completamente alternativo y asequible, como el cine por ejemplo».

Aunque es una forma de entretenimiento que no para de crecer y que nunca defrauda, lo que esperan los encargados de las Escape Rooms es que el público cada vez sea más diverso, desde empresas que quieran ayudar a que sus empleados se conozcan más, pasen más tiempo juntos y que pasen una jornada diferente hasta jóvenes y familias enteras. Para ello, hay varias opciones para grupos mayoritarios como batallas (dos habitaciones iguales, dos grupos y gana el que primero salga) o salas portátiles, en las que se plantea un reto por equipos también sin la incomodidad de tener que desplazarse a un sitio concreto. Todo ello para disfrutar poniéndose en la piel de un nuevo personaje de una forma original y muy divertida.