Zacarías era un niño que la verdad no era muy listo. Zacarías no tenía muchos amigos, concretamente tenía tres: Godofredo, Florín y Luisa. Un día, después del colegio, decidieron ir de excursión por la montaña. Godofredo al principio no quería ir porque estaba un poco gordo y decía que quería subir el pase de batalle de Fortnite, pero al final lo convencieron.

Cuando llevaban 10 minutos se tuvieron que parar porque Godofredo tenía que comerse su bocadillo. Al llegar a la cima de la montaña vieron una casa abandonada y fueron a investigar. Zaca entró el primero porque Florín tenía miedo. Cuando estaban inspeccionando la cocina se encendió una televisión en blanco y negro y se escuchó una voz que decía que tenían que irse de la casa maldita. Todos salieron corriendo menos Zaca que era el típico gracioso. Llamó a sus amigos para que entraran a ver el piso de arriba. Arriba se encontraron con un juego de mesa y Zaca quiso jugar. Tiro los dados y le salió un tres. Zaca contó con la ficha con la mano temblorosa hasta llegar a tres y de repente desapareció; sus amigos salieron corriendo hacia sus casas.

Al día siguiente, Luisa fue a llamar a Florín y a Godofredo y les dijo que tenían que ir otra vez a la casa abandonada para averiguar qué había pasado con Zaca.

Cuando llegaron a la casa escucharon ruidos en el piso de arriba y se dirigieron hacia allí. Cuando llegaron había un fantasma que decía con la voz muy aguda: «Soy Zaca, ayudadme». Ellos se fueron corriendo y Zaca se quedó toda la noche enfadado pensando que sus amigos no lo habían reconocido. Desde ese momento el fantasma de Zacarías deambula cabreado por esa casa abandonada y todo lo que entra en ella no vuelve a salir.