Al menos 170 personas han muerto, a fecha de 30 de enero, a causa del coronavirus chino, una nueva neumonía cuyo brote se originó en un mercado de animales de la ciudad china de Wuhan en el mes de diciembre y que por el momento deja una cifra de más de 7.700 personas contagiadas en el gigante asiático y casos detectados en al menos otros 19 países. de Asia, Europa, América y Oceanía.

El brote de coronavirus en China ha disparado la alerta sanitaria en todo el mundo por su fácil y rápida propagación, al tratarse de un patógeno que nunca antes se había dado en humanos y al que, por tanto, ninguna persona es inmune.

La alarma por el virus asiático se ha extendido también a Aragón, donde algunas farmacias de la capital aragonesa se quedaron sin mascarillas por la compra masiva que han realizado algunos ciudadanos chinos que tenían pensado viajar a su país de origen con motivo de la Navidad y el Año Nuevo.

Otro foco de atención del coronavirus en la comunidad ha sido el Aeropuerto de Zaragoza ya que, si bien no hay vuelos de pasajeros que conecten directamente la terminal zaragozana con ciudades de China, este país de Asia es uno de los principales destinos de las mercancías que la comunidad exporta a otros países en aeronaves de carga.

El nombre del coronavirus chino es 2019 n-Cov. Pertenece a la familia de coronavirus pero tiene un genoma diferente a los demás, es nuevo dentro de la familia y no se conocía hasta este momento. Los coronavirus son una familia de virus que producen fundamentalmente enfermedades infecciosas. Pueden provocar afecciones leves como los catarros, pero otras más graves, como neumonías.

El doctor Francisco Javier Castillo, jefe del Servicio de Microbiología del Hospital Clínico ‘Lozano Blesa’ de Zaragoza, explica que nos encontramos ante un virus que «no es nuevo» sino que es «la recombinación de uno que ya existía pero que hasta ahora se había mantenido solo en animales».

Lo novedoso de este virus es que ha dado el salto de animales a humanos y ahora se contagia también entre personas. Tampoco se trata de un virus especialmente peligroso, según cuenta el especialista, que aclara que nada tiene que ver con la epidemia de ébola que mantuvo al mundo en vilo hace cinco años y cuya «capacidad de matar» era mucho «mayor».

La mortalidad del coronavirus chino se sitúa en torno a un 3,5% de los casos de personas infectadas, una cifra «similar e incluso inferior a las muertes que causa el virus de la gripe en nuestro país cada año, pero al que ya estamos acostumbrados», destaca el doctor.

Lo que sucede, prosigue Castillo, es que «al tratarse de un virus que infecta por primera vez a humanos nadie es inmune». Ninguna persona ha estado antes en contacto con este patógeno y por tanto nadie ha desarrollado los anticuerpos necesarios para hacerle frente.

Esto hace que el coronavirus chino pueda propagarse con mayor facilidad y rapidez entre la gente que cualquier otro virus, más en un mundo globalizado en el que «hoy es posible viajar de un lugar a otro del planeta en apenas unas horas», explica el experto en microbiología. La población más vulnerable, con mayor riesgo de contagiarse del virus y desarrollar afecciones graves, son los niños y los ancianos y las personas que ya tienen otras patologías de base.

Una persona infectada de coronavirus tarda un tiempo en manifestar la enfermedad. De ahí las imágenes que se han podido ver estos días en los telediarios de ciudadanos chinos haciendo colas en aeropuertos y transportes público para que personal de seguridad les tomase la temperatura con un termómetro. De este modo, se descartaba que una persona que hubiera estado en contacto con el virus pudiera viajar a otros lugares o en medios de transporte donde hay grandes aglomeraciones de gente y propagar el patógeno.

Pese a esto y los esfuerzos de las autoridades chinas por desinfectar calles y avenidas enteras, aviones, metros, autobuses, y confinar en sus casas a millones de habitantes de las ciudades chinas donde el coronavirus ha alcanzado el nivel de epidemia (por el gran número de casos detectados con respecto a la población total), no se ha podido evitar que a lo largo de la pasada semana surgieran los primeros casos en países como Francia, Alemania, Finlandia, EEUU, Australia o Canadá.

Una batalla global

Con los primeros casos detectados fuera de Asia, la alerta sanitaria por coronavirus se ha situado en niveles máximos y son muchos los países, fundamentalmente desarrollados, los que le han declarado la guerra.

«Cuando se produce un brote como el de coronavirus en China lo primero que tienen que hacer las autoridades del país es ponerlo en conocimiento de la Organización Mundial de la Salud (OMS), que cuenta con centros de referencia prácticamente en todos los países del mundo», explica el profesor universitario.

La globalización, que contribuye a que el virus se propague más rápidamente, es también una ventaja a la hora de buscar una solución para frenar el brote de enfermedades y controlar el nuevo patógeno. «Los países se ponen a trabajar juntos para buscar una solución al virus, ya sea en forma de medicamentos antivirales o de vacunas», explica el doctor.

Asimismo, los ministerios de Sanidad de cada uno de los países establecen protocolos y directrices para los hospitales y centros de salud. Se trata de una serie de pautas para saber cómo actuar si hay un contagio de coronavirus, como por ejemplo, aislar al enfermo o que el personal sanitario que lo atienda utilice gafas, mascarilla y una bata deshechable.

El coronavirus se transmiten principalmente por las vías respiratorias y por el contacto directo con las secreciones infectadas. Desde el Departamento de Sanidad del Gobierno de Aragón apuntan que «no puede descartarse que aparezca algún caso importado en Aragón» procedente de la zona de riesgo en China.

Sin embargo, también aseguran que «en este momento» se valora que tiene «muy escaso potencial» de afectar a alguien en la comunidad. «En todo caso, el sistema sanitario está preparado para manejar éste y otros problemas», indican.

La enfermedad que desencadena el coronavirus tiene características clínicas y de gravedad similares a la gripe, que atraviesa ahora su pico más alto. Se trata de estornudos, fiebre y síntomas de infección respiratoria aguda.

A la espera de que los expertos den con la solución al problema, los ciudadanos extranjeros residentes en China, también los españoles, están siendo repatriados a sus lugares de procedencia donde se mantendrán en cuarentena para evitar que surjan nuevos focos, lo que según admite la OMS supondría un «caos».