Somos los besos que damos,

los que soñamos dar,

los que dejamos en cada estación,

los que saben a invierno.

Somos los besos que perdemos,

los que tiramos a las vías,

los que cambiamos por miradas,

somos las noches heladas que no

dormimos juntos.

Cuenta la leyenda que nuestras vidas

están unidas por un hilo rojo,

y que siempre estaremos unidos,

a pesar del tiempo y de la puta distancia.

Se dice que ese hilo rojo es invisible,

y nunca se puede romper.

No sé si puedo hablar de señal del destino cuando

te he visto hoy con ese jersey...

¿adivinas de qué color?

con el que me has atado de lleno la vida,

pero si digo que el destino es un poco cabrón,

también tengo que decir que, a veces

y sólo a veces se pone de mi parte y hace que me mires.

Te digo,

mirando tus ojos color miedo

que me des la mano,

que les vamos a hacer ‘jaque mate’ a tus inseguridades.

Somos de ese alguien en quien pensamos,

de quien nos hace entender,

que los días a su lado

se parecen a verano.

Por mucho que nos separemos,

distanciemos,

olvidemos

o tratemos olvidar,

tu jersey siempre será

el hilo rojo de mi vida.