Aragón aprobó en febrero de este año una nueva Ley de Protección Animal que prohíbe los circos con animales silvestres pero no con animales domésticos en la comunidad.

Esta nueva ley responde a una nueva sensibilidad social con el bienestar animal, y es que tanto los asociaciones de veterinarios como la Unión Europea determinan que el cautiverio de animales silvestres en espacios reducidos y su entrenamiento para el circo causa «comportamientos antinaturales».

La ley aragonesa resulta un tanto ambigua ya que distingue entre animales domésticos y silvestres y define a estos últimos como aquellos «que viven y se reproducen en un entorno silvestre».

Durante el debate de la norma se consideró que al desautorizar totalmente el uso de animales en espectáculos públicos se abría la puerta a la prohibición de las corridas de toros y otros festejos taurinos populares como las vaquillas.

La ordenanza municipal de Zaragoza es más estricta en este sentido al prohibir cualquier tipo de espectáculo en el que se usen animales.

De hecho, la capital aragonesa llevaba cuatro años sin albergar un circo con animales y otros eventos como la cetrería en el mercado medieval, las ocas de la Cabalgata de Reyes o los paseos en burro en el mercadillo de Navidad han dejado de celebrarse.

Según los animalistas, al no existir una ley estatal que regule el uso de animales en espectáculos, son las comunidades y municipios las que deben legislar sobre el tema. En algunos casos, lo hacen de manera contradictoria y eso abre la puerta a que algunos circos con animales puedan llevar sus espectáculos a ciudades donde están prohibidos.