Esta situación que hemos vivido nunca la vamos a olvidar, eso está claro. Pero, tenemos que tener cuidado, y es que lo bueno de todo lo ocurrido, no se nos tiene que olvidar. Nos han tenido que encerrar en nuestras casas y no hemos tenido más remedio que estar solos con nuestros pensamientos… y eso ha hecho maravillas.

Nunca antes el mundo había sido tan solidario, ni tan amable, ni tan pensativo, ni tan trabajador. La mente humana mientras estamos encerrados es grandiosa, y es que respecto a ayudar a los más necesitados, hemos sido unos expertos.

Hay gente que ha ido a hacerle le compra a su vecina que no podía ir hasta el supermercado, gente que ha reinventado el uso de las máquinas de su empresa para confeccionar material sanitario o gente que ha recogido cientos de bolsas llenas de comida para aquellos que lo necesitaban. Desde luego, aparte de todas las cosas que caracterizarán en un futuro esta situación, una de ellas será sin duda la solidaridad.

El problema es que todo lo que hemos hecho, hacemos y haremos para superar el estado de confinamiento no se nos puede olvidar cuando todo esto acabe. Tenemos que mantener esa gran solidaridad y preocupación por los demás… Antes de que esta situación llegara, todos los médicos ya se merecían un aplauso multitudinario y mucha gente necesitaba comida. Y eso ahora tampoco se nos puede olvidar, si no, volveremos a lo de antes.

Hay que mantener el aprecio al personal sanitario, porque día a día está trabajando para nosotros. Hay que mantener, por supuesto, la gran solidaridad que hemos desarrollado, llevando ropa, comida o aunque sea una compañía por teléfono a aquellas personas que están solas, y también hay que mantener todas las reflexiones y valores que hemos aprendido durante esta cuarentena. Y ahora ya solo nos quedan muchas dudas de cómo será esa «nueva vida”». ¿Seremos todos más solidarios o más egoístas por no tener lo que queríamos durante tanto tiempo? ¿Mantendremos los valores o volveremos a actuar por nuestros intereses? ¿Cambiarán nuestros objetivos de futuro? A todo esto solo hay una respuesta, y es que está en nuestras manos el cambiar y convertirnos en una persona mejor, solidaria y empática. Debemos mantener todo lo que hemos aprendido para que esta vida que viene sea mucho mejor que la anterior. Y tú, ¿cómo crees que será la llamada «nueva realidad»? ¿Será muy diferente a la anterior, con gente con mayores oportunidades, al haber cambiado nuestra mentalidad tan egoísta gracias a esta situación, o quizá no, y sigamos como antes, o incluso peor? La cuestión no es preguntarse cómo crees que será la nueva vida. Mejor, pregúntate: ¿cómo te gustaría que fuera?