Es evidente que las tradiciones y costumbres cambian con el paso de tiempo, como resultado de las nuevas experiencias y conocimientos de la nueva sociedad por influencia de otros grupos sociales con los que se establece contacto, pero también es evidente que algunas guardan «la fuerza de celebrarse» a lo largo de los años.

La fiesta del Martisor, en Rumanía, es quizás una de las más antiguas tradiciones del país, que se celebra cada año en el día 1 de marzo y simboliza la llegada de la primavera. El nombre de la festividad proviene de la palabra en rumano para el mes de marzo: martie.

En ese día, los hombres regalan a las mujeres un amuleto que se llama martisor, un pequeño broche atado con dos cuerdas, una roja y otra blanca, que se considera que trae buena suerte y además es símbolo de amor y de amistad.

Hay martisoare de todos los tipos y tamaños: de oro, de plástico, herraduras, tréboles de cuatro hojas, monedas, o cualquier otro amuleto que se imagine.

El hilo rojo y el blanco también tiene su significado, es decir, el color blanco significa el invierno (lo malo) y el color rojo significa la primavera (lo bueno). En definitiva se trata de una festividad vinculada a las estaciones, el fin del invierno y el inicio de la nueva primavera.

El martisor muchas veces está acompañado por ghiocei, que son las primeras flores que nacen tras el invierno, a lo que en España llamamos campanillas. En los años bisiestos, las mujeres también regalan martisoare a los hombres.

La primera evidencia de la existencia del amuleto apareció en territorio rumano hace más de 8.000 años. Los primeros amuletos eran pequeñas piedras de río pintadas de blanco y rojo, ensartadas en el hilo. El color rojo significa sangre, fuego y el sol y fue asignado a las mujeres, a la vida. Blanco, significando la blancura de las nubes y la claridad del agua, se asoció con sabiduría masculina. El cordón del amuleto significa precisamente los dos principios inseparables, masculinos y femeninos.

A finales del siglo XIX, el amuleto era regalado a los niños por igual, por parte de los padres, en la mañana del 1 de marzo, antes del amanecer. Del cordón se colgaba una moneda de oro o plata y se colocaba en la mano o en el pecho.

En la actualidad, el martisor se lleva durante todo el mes de marzo, y después se cuelga en las ramas de un árbol frutal. Se cree que traerá mucho bienestar a los hogares y que si alguien pone un deseo mientras cuelga el martisor con el hilo bicolor del árbol, se cumplirá.

Lo que me queda es desearles feliz primavera, que en rumano se dice: O primavara plina de bucurii.