-¿En qué consiste el programa ‘Cruzando fronteras’ en el que has participado?

-Es un programa de la Unión Europea que consiste en un intercambio con Francia de tres meses en el destino que te ha tocado, y luego tu correspondiente viene a Zaragoza y está aquí otro tres meses. Durante ese tiempo nos alojamos con su familia, vamos al instituto y tenemos que hacer lo mismo que hacen los estudiantes de ahí. Fuimos a principios de septiembre y regresamos en noviembre. Ahora han llegado nuestras correspondientes a Zaragoza.

-¿Por qué te animaste a hacer este intercambio?, ¿cómo fue el proceso?

-Nos dieron la opción de presentarnos a los que hacemos el programa bilingüe en el instituto. A partir de ahí vieron la media general y de francés, y eligieron a dos alumnas, Raquel y Alexandra. Yo me quedé primera en la lista de espera pero a principios de verano mi profesora me llamó diciendo que se había apuntado otra alumna francesa.

A principios de septiembre fui con mis padres a Pamiers, que era la ciudad que me tocó. A cada una nos asignaron una ciudad diferente para que no nos mezclaramos. Yo estaba en el mismo instituto con un chico de Alcorisa, dos chicas de Zaragoza y una chica de Huesca. Con ellos he hecho mucha piña y hemos estado juntos todo el viaje.

-¿Cómo fueron los primeros días?

-Al principio nos costó un poco porque estábamos muy desubicados, era muy raro ir a clase en Francia. Pero fue el pasando el tiempo y nos adaptamos. La gente de allí nos acogió muy bien.

-¿Qué es lo que más te ha sorprendido?

-Sobre todo los horarios se me hicieron muy duros al principio, me costó mucho llevarlos. Algunos días salíamos del instituto a las 18.30 de la tarde, desde las ocho de la mañana. Comíamos a las 11.30 y cenábamos sobre las 8 de la tarde.

-¿Qué diferencias has notado entre el sistema educativo francés y español?

-Hay más horas de clase pero a mitad de mañana paran para comer. Se puede salir del centro sin que haya profesores de guardia. Lo que más me chocó es que al pasar tantas horas en el instituto, luego al llegar a casa no tienes que trabajar tanto, hay menos deberes y poco que estudiar.

-¿Qué te ha aportado está experiencia?

-Ganas confianza en ti misma. Al principio lo pasé muy mal, aún teniendo una familia que me acogió muy bien. Al final no me quería ir y cuando regresé a Zaragoza también estuve un tiempo desubicada.

-¿Y qué tal con el idioma?

-He notado bastante mejora. Nosotros somos del programa bilingüe y teníamos buen nivel, notaba que no iba muy perdida pero me ha servido mucho para mejorar.

-¿Recomendarías la experiencia?

-Totalmente, porque en una semana que es lo que duran normalmente los intercambios no te da tiempo a ver cómo es realmente la vida en sitios tan diferentes a los tuyos.

-¿Qué lugares has podido visitar?

-Me llevaron a París y me encantó, era la primera vez que estaba. También visitamos Toulouse e hicimos muchas excursiones con la familia.

-¿Cuál es tu mejor recuerdo?

-En mi cumpleaños españoles y franceses me hicieron una fiesta sorpresa, dormimos juntos, y esa noche me encantó.

-¿Te gustaría volver a estudiar en Francia o en otro país?

-Sí, me gustaría hacer un Erasmus en la universidad porque es algo que te enriquece muchísimo a nivel personal y te hace mejorar con los idiomas.

-¿Cómo están siendo los primeros días en Zaragoza de tu correspondiente?

-Le gusta mucho la ciudad, pero también le ha resultado raro el cambio. Ha empezado a ir al instituto, hemos ido de visita a Teruel y hemos tenido varios cumpleaños, ¡no hemos parado!